El rito, perfecto. ¿Qué ha faltado? La poesía.
La poesía de una familia alrededor de una mesa.

No es una broma. Si sólo vas con la física, con la química, no entenderás nada. Para “ir a misa” lo que hace falta es la fe, no la poesía. Pero, en este caso, la fe no se puede vivir, sentir, respirar si no eres poeta.

Entro en un templo y veo cómo se “dice misa”: la  gente dispersa, los primeros asientos vacíos, aquí una señora le reza a un Cristo de una capilla lateral; otra enciende una vela a no se qué Virgen; unos de rodillas, otros sentados. Cada uno va a lo suyo: sus pecados, sus necesidades, sus peticiones, sus angustias, sus miedos. Y cada uno con sus muertos. Incluso todavía se ven señoras que rezan sus rosarios, mientras allí arriba, separado de todos, el cura también a  lo suyo. Vestido de forma rara, dice cosas raras.

La mayoría de las veces, cuando se leen en alta voz algunos trozos de la Biblia, los micrófonos no funcionan bien, el lector no tiene cualidades de lector, además de demostrar que no entiende bien lo que lee. Después, el cura trata de explicar estos textos, que salvo contadas excepciones se queda en largar un rollo cuanto más breve mejor.

El teólogo “dogmático” dirá que como allí se han dado las circunstancias técnicas imprescindibles, aquello ha sido una “misa”. Había un sacerdote. Había pan y vino. Se han pronunciado las palabras rituales, por tanto se ha celebrado “el santo sacrificio de la misa”.

Pues miren Vds., si allí no ha habido fraternidad, ni convivencia fraterna, ni aquel pan que se ha distribuido ha sido el signo de una vida que se comparte, yo dudo (por no decir, niego) que aquello haya tenido que ver algo con lo que Jesús hizo y dijo.

La física, perfecta. La química, perfecta. El rito, perfecto. ¿Qué ha faltado? La poesía. La poesía de una familia alrededor de una mesa.

Cuando los primeros hermanos nuestros salían de “una misa”, los paganos comentaban: “mirad cómo se quieren”

Es una utopía. Ciertamente. Pero toda utopía es poesía.

Luis Alemán Mur