¿El pan se “convirtió” en Jesús
o fue Jesús el que “se hizo” pan?
¿Qué ocurrió aquella tarde, en aquella cena? ¿El pan se “convirtió” en Jesús o fue Jesús el que “se hizo” pan? No es lo mismo. El pan-repartido: eso es Eucaristía.
Y ¿cuándo ocurre el “milagro”? ¿Cuándo se “consagra” mediante fórmulas mágicas o cuando se reparte y comparte?
Ese “pan” y ese “vino” no han salido del horno ni del lagar para ser adorados sino para ser repartidos. Crear fraternidad, no cristalizar egoísmos.
El altar es algo vertical, hay que mirar hacia arriba. La mesa es siempre horizontal, hay que mirar a los lados.
Los hombres quisieron, desde antiguo, sacrificar a los dioses los primeros frutos, las primeras gavillas, los terneros jóvenes, los primogénitos y se sentían pacificados mientras subía hacia Arriba el incienso negro de sus sacrificios. Aquello se acabó en la cena de Jesús.
Cuesta más compartir el pan, la vida y el progreso que ofrecer sacrificios al Altísimo. Resultó más fácil convertir ese pan, ese gesto, en el “Santísimo” y sacarlo en procesión.
La misa no es un precepto. Ese fue un gran error de la santa iglesia católica y romana: hacer del domingo un sabbat, una ley. Esa asimilación del domingo cristiano al sábado judío se introdujo a finales del siglo VI, apoyándose –según cuentan los historiadores – en una carta bajada del cielo y que venía firmada por el mismo Cristo.
Luis Alemán Mur