Ni está “aquí”, ni está “allí”, ni está en ningún “sitio”.

La Resurrección no fue un hecho histórico  No pudo ser vista por nadie Si dentro de la sepultura hubiera habido una cámara oculta, no hubiese grabado nada. La Resurrección no se puede “mostrar”, ni “demostrar”.

No es un hecho histórico porque está fuera de la historia. Historia es espacio y tiempo. Dios resucitó a Jesús cuando ya había acabado su vida en la tierra, es decir, cuando los poderes de este mundo decidieron eliminarlo, echarlo fuera matándolo. Habían vencido sobre Jesús: “Vino a los suyos, y los suyos no lo quisieron”.

La Resurrección no fue historia. Pero, sin embargo, es verdad: resucitó.

¿Acaso es verdad sólo lo histórico? ¿Acaso sólo es verdad lo que se puede tocar, ver, fotografiar, medir, situar en un sitio? Si sólo lo histórico fuera verdad, estaríamos negando a Dios.

Jesús resucitó. Estoy seguro por mi fe. Vivo sus consecuencias. Y si Jesús no ha resucitado, confieso que mi vida no tiene sentido.

Y ya sé que Jesús no está “aquí”, ni “allí”, ni “fuera”, ni “dentro”. Todas esas palabras pertenecen al espacio, y Jesús vive en otra dimensión, en otra orilla. Pero creo en su presencia en mí y en todos los demás.

Creer en el Resucitado es creer que existe otra dimensión, otra situación, otra vida junto a Dios “que ni ojo vio ni mente humana puede concebir…”