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 ¡Dichoso el que camina en la voluntad del Señor!

Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;

dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón.

Tú promulgas tus decretos

para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus consignas.

Haz bien a tu siervo:
viviré y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu voluntad.

Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad
y a guardarla de todo corazón.

 

Comentario

Dichoso sí. ¿Pero cuál es su voluntad? Es difícil, Señor, conocer tus caminos. A veces me es difícil saber por dónde andas. Me dieron planos para seguirte que, luego, resultaron equivocados. Perdí mucho tiempo en la búsqueda. Pero creo que será feliz el que camina por tus caminos.

“dichoso el que, guardando sus preceptos”. Sólo tengo una duda. No siempre conozco tus preceptos. Y ya no me basta aquello de los preceptos de la Santa Madre Iglesia.

“El que lo busca de todo corazón”. Ya anciano, me agarro al corazón. Pero no está la cosa para la aventura de encontrarte.

Luis Alemán Mur