Una de las cosas más agradables es encontrar personas con las que se sintoniza. Pensar parecido, desear lo mismo, ser como de la misma familia. A eso, nuestro catecismo le pone nombre: “comunión de los santos”. Es una verdad cristiana que conforta en medio de la inmensa soledad en la que nos movemos. Y no es que seamos o nos creamos “santos” en el sentido corriente. Simplemente, corre entre nosotros un mismo Espíritu.

Escribes “Estoy leyendo el libro de su compañero Pagola “Jesús, aproximación histórica”  “Un amigo dice que este libro le ha hecho mucho daño a él y a otras personas, no entiendo por qué”

José Antonio, tuvo la valentía y la fe de escribir una Cristología entendible. Ningún tratado de teología es entendible por la gente normal de “ciudades y aldeas”, ni por los cristianos de a pie. La teología católica ha llegado a ser un misterio sobre el misterio de la fe. Lo que dijo y lo que hizo Jesús en calles y pueblos se ha convertido en grandes libros con vocabularios filosóficos tan “profundos” que sólo lo entienden los sabios de las universidades.

¿Cómo entender el misterio de la fe, si los libros que lo pretenden explicar son ellos mismos un misterio?

¿Cómo entender el sentido del evangelio, si los domingos me dan un sermón que no explica el evangelio?

¿Cómo entender los sacramentos, si el cura parece no saber lo que administra?

El Jesús de Pagola se entiende. Y esto es lo que a muchos le ha molestado. Escribe sobre un Jesús comprensible. Pagola ha sido valiente. Y además sabe de lo que escribe. Nos aproxima a aquel Jesús que recorrió Palestina que quería sanar y liberar.

Otro día comentaré lo que pienso de los miedos de ese amigo Un amigo dice que este libro le ha hecho mucho daño a él y a otras personas, no entiendo por qué”. Pienso que tiene miedo a ser libre. Pero eso lo hablaremos otro día.

Un saludo afectuoso.
Luis Alemán