Antonio Piñero

“Es muy difícil creer en Dios y en Jesús tal como lo presenta la Iglesia”

Publica “Jesús de Nazaret, el hombre de las cien caras” y “Ciudadano Jesús”


Antonio Piñero

Pregunta: Jesús Bastante

Responde: Antonio Piñero. Gran conocedor del personaje histórica de Jesús, Piñero opina que “Jesucristo no se sentiría nada a gusto con el credo niceno”; y concluye afirmando que, por encima de la fe o el afecto, “Julio César te puede dejar indiferente, pero Jesús no”.

¿A qué se debe el título
Jesús de Nazaret, el hombre de las cien caras“?

Estuve tentado de poner “el hombre de las mil caras“.

¿Tantas tiene?

La idea del libro es que Jesús es un hombre que existió realmente (que eso es lo que me pregunta la mayoría de la gente, y yo contesto que el 99,9% de los investigadores serios -ateos o no ateos, dogmáticos o no dogmáticos, de derechas o de izquierdas- lo admite. El problema está en cómo se vio al personaje, cómo se transmitió.

¿Es más importante que fue, o qué fue?

Lo importante no es si el personaje existió históricamente, lo mismo que cuando tienes una ley, no importa más que la ley esté ahí, sino cómo la desarrolles. Y el cristianismo es puramente reinterpretación, repensar a Jesús continuamente.

Los islámicos, por ejemplo, tienen un altísimo concepto de Jesús como profeta, pero sabemos que hay una parte dentro del Islam que está dispuesta a morir y a matar por una idea. Yo pienso que eso también puede ocurrir dentro del cristianismo, porque hay mucha gente fundamentalista, pero lo cierto es que no existe una imagen de Jesús única que se pueda defender por encima de cualquier otra. La literatura en general que se ha escrito sobre Jesús (todos los Evangelios canónicos, los apócrifos, los Hechos de los Apóstoles…) lo prueban: los primeros cristianos (del siglo I al VII) presentaban a un Jesús y lo contrario.

¿Existió una antítesis de Jesús?

Exactamente. Con el mismo nombre.

¿Cuántas mentiras nos han contado sobre Jesús?

En parte son muchas mentiras, pero en parte son también interpretaciones. La historia siempre está contada desde el punto de vista de los vencedores. Si hay un “hereje” que está totalmente dispuesto a morir por aquello que llaman herejía, ¿creerías que ese individuo está contando una mentira? No hay verdad absoluta sobre Jesús.

Sin embargo, la institución de la Iglesia “vende” una imagen absoluta de Jesús.

La Iglesia es una institución bien asentada en el mundo, y por ello, necesariamente es una institución de poder (psicológico y espiritual); y basa la conciencia y el dinero de sus creyentes sobre una realidad que tiene que ser inamovible. Pero el Jesús que nos venden empieza con la reinterpretación que de Jesús hace Pablo de Tarso. Y no exactamente eso, sino sobre la interpretación que hacen los discípulos de Pablo sobre lo que pensaba el maestro.

¿O sea que los que no conocieron a Jesús en vida fueron los que interpretaron el mensaje que ha llegado hasta nosotros?

Exactamente. Y cuando esas iglesias son de un grupo de gentiles
(paganos que se convierten), y el número de creyentes judíos del principio va disminuyendo, sin duda alguna los aspectos de la imagen del Jesús -tanto terreno como celestial- se van des judaizando y des-apocaliptizando, y se transforma cada vez más en un salvador universal y celeste, que es admisible por muchas más gentes.
Cuando un predicador está intentando ganar gente para una fe, está haciendo como un buen mercader: vender su idea. Y tiene que saber venderla bien. El primer gran mercader de Jesús fue Pablo. Por tanto, es él quien sienta la base sobre la que se construirá la imagen de Jesús, que será redondeada por los discípulos de Pablo. ¿Cuáles son esos discípulos? Sin duda alguna, los 4 evangelistas. Creo que todo el mundo está de acuerdo en que, a pesar de que haya una variedad de pensamiento entre Mateo, Lucas, Marcos y Juan, los 4 tienen ciertas directrices fundamentales
(paulinas) sobre cómo interpretar la vida, la misión y la muerte de Jesús. Es una imagen del cristo terreno, pero visto desde el cristo celestial, afirmando que son lo mismo. Resulta que esa gente cayó en la cuenta de que tenían que ser más universalistas, y cuando formaron esa imagen de Jesús aceptaron, por pacto, otros elementos más judíos (como la imagen de Jesús que presenta Mateo, o la imagen subyacente de la teología de la Epístola de Santiago, que presenta la moral de un Jesús puramente judío). Luego tenemos el Jesús del Apocalipsis, que es el Cordero.

Yo creo que la imagen de Jesús, en general, se forma por la especie de consenso que es la tradición, a la que, como a un árbol, se le van cortando las ramas que son disonantes. Y el árbol que queda se transmite durante 19 siglos.

¿Cuál es la cara de Jesús con la que más te identificas?

Yo veo a Jesús con los ojos de un historiador, y al situarlo como un nacionalista judío en algún punto fanático (extremadamente convencido), me resulta difícil sentirme cómodo con esa imagen. Con lo que me siento cómodo es con los rasgos de la personalidad de Jesús y de su ética de las cuales ha salido un humanismo que en el mundo occidental se ha hecho universal (desde la Revolución Francesa). Con ese Jesús estoy de acuerdo.

¿Cómo se puede vivir la fe teniendo en cuanta que los historiadores afirman que no hay un solo Jesús?

Yo me lo he preguntado muchas veces, porque si consideras el Jesús de la historia una base ineludible del Cristo de la fe, la única manera de lograr la unidad es podar aquello que no nos conviene, que es lo que hace la Iglesia. De esa forma, se queda con un Cristo celeste y poderoso, que en el fondo es un héroe, y que no corresponde realmente a la realidad. Y así se vive, cerrándose voluntariamente (lo que se llama “la fe del carbonero”) a otras posibilidades que puedes encontrar cuando investigas una figura.

¿Cuál sería la cara para Jesús hoy?

Al Jesús de la historia yo lo pintaría porque, aunque parezca que no, tanto los creyentes como los no creyentes, a día de hoy, en el 2012 (al final de una época y en el comienzo de otra) nos estamos poniendo de acuerdo en torno a unos cuantos rasgos de Jesús con los que encontramos el consenso.

¿Sus valores?

Su sistema de valores es uno de los rasgos, pero hay otro que afecta a su persona, a su entorno, a su familia y a sus ideas, independientemente de la ética. Hay dos personas que han dado esa imagen: uno de ellos es Rafael Aguirre, y otro Fernando Bermejo, que ha recogido 16 puntos en torno a Jesús de Nazaret con los que toda la investigación está de acuerdo. Él plantea la cuestión de si hay una agenda oculta detrás de las investigaciones sobre Jesús, es decir, si ya tienes una idea predeterminada de tu imagen del personaje, que es lo que quieres encontrar. Nunca estás abierto del todo, siempre tienes prejuicios; pero si eres suficientemente cauto, sincero y humilde de decirlo, quizá puedes dejarlos a un lado.

“Ciudadano Jesús, las respuestas a todas las preguntas” es el resultado de 40 años de docencia. ¿Respondes en él a todas las preguntas que te han hecho a lo largo de tu vida profesional?

Sí, en clase, en conferencias, en charlas, en televisión, en radio, en prensa, por la calle, en reuniones de amigos…

¿Recuerdas la más curiosa que te hayan hecho?

Por ejemplo, me han preguntado si Jesús realmente fue un agitador.

¿Y lo era?

Yo estoy convencido de que sí, pero también hay que precisarlo. No puedes decirlo y callarte, porque entonces la gente rellena las palabras “agitador social” con lo que quiere, y lo coloca con el 15-M o con el Che Guevara. Y no.
Jesús es mucho más complejo.

Otra pregunta que me han hecho miles de veces es si existió Jesús realmente, y me la siguen haciendo, cuando hay más pruebas de la existencia de Jesús que de la de Julio César.

Y sin embargo, nadie duda de la existencia de los emperadores romanos.

Pues no. Y eso que Julio César te puede dejar indiferente, pero Jesús no.
Y a nadie se le ocurre preguntar si existió Confucio realmente.

Y a la pregunta de cuándo comenzó Jesús a tomar conciencia de que él era el Hijo de Dios, ¿qué responderías?

Depende de qué es lo que entendía Jesús por “Hijo de Dios”. Si estamos de acuerdo en que Jesús era estrictamente judío, al igual que su religión, la respuesta es cómo entendía un judío del siglo I qué era un Hijo de Dios. Y el 90% de la gente pensaba que era un hombre corriente.

¿O sea que Jesús no se veía a sí mismo como el Mesías?

Al final de su vida, estoy convencido de que sí. Aunque, en mi opinión, dudó siempre. Tienen razón los investigadores que dicen que dudaba, pero la teoría de que Jesús no creía en su mesianismo ya se abandonó. El problema es que, desde la muerte de Herodes el Grande hasta el año 70, hubo 11 mesías, y los romanos liquidaron el Templo de Jerusalén. ¿Tú crees que los 11 mesías se creyeron hijos “físicos” de Dios? Por tanto, si hablamos de que sentirse hijo de Dios es sentirse igual al Padre, consustancial, con el mismo poder, no creado, sino existiendo desde toda la eternidad… Yo diría que Jesús eso no se lo creyó jamás. Si Jesús bajara ahora y cogiera el credo niceno-constantinopolitano, que tiene unas 29 propuestas sobre Jesús -aparte de que murió en la cruz y otros meros hechos-, ¿cuántas crees que firmaría? Sólo alguna. Yo creo que Jesús no se sentiría nada a gusto con el credo niceno.

¿No se sentiría reflejado?

No. Yo hablo del Jesús histórico, no de aproximaciones teológicas como, por ejemplo, la de Pagola. Procuro hacer historia.

En tu caso personal, después de tantos años estudiando e investigando y acercándote a Jesús desde esa perspectiva histórica, ¿puedes tener fe?

Yo no tengo esa fe. Personalmente no puedo. Pero soy teísta, no ateo. En todo caso agnóstico. Creo que todo lo que se puede predicar de Dios es lo que se puede predicar del universo y del cosmos: que es eterno, que no hay ninguna razón para que no lo sea, que en conjunto es omnipotente, que no ha de pasar, que es omnisciente… la razón universal. Es muy difícil creer en Dios y en Jesús tal como lo presenta la Iglesia, creyendo al mismo tiempo en la razón universal.

Aunque no lo ames, ¿aprecias al personaje de Jesús?

Claro que lo aprecio, me he dedicado toda la vida a él, y lo valoro en un montón de cosas. Pero no lo considero mi modelo, porque hay más de 20 siglos de distancia, y por tanto hay muchas cosas, y muy profundas, que yo no puedo aceptar. Lo que puedo ver como historiador es que, a lo largo de todos estos siglos, sigue habiendo un montón de personas que están tan convencidas de ese Jesús terreno y ese Cristo celeste, que dan la vida por ello. Y eso para mí merece un profundísimo respeto.

Recogido de Religión digital