Yo tengo una parienta que acudió a las tierras, por lo visto encantadas, del Machu Picchu. Ella, mi parienta, es de origen cristiano. Por lo tanto el monte Sinaí ha influido y mucho en su manera de vivir y pensar. También arrastra lo católico.

Ella, mi parienta, es y se tiene por moderna, entendiendo como tal ecléctica y abierta a los cuatro vientos. Se considera como de nadie, sino del viento. Como dijo el filósofo místico Zapatero en el desayuno de oración.

Mi parienta es muy difícil de clasificar. Yo ya he renunciado a clasificarla. Puede que sea posible integrar el Machu Picchu, el Sinaí y Roma, pero o es tarea post mortem o tesis para mentes más preclaras que la mía. Hoy por hoy me queda el temor de que una estructura humana no esté preparada para sobrellevar el peso de tanto monte y tanto saber.

Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú dices palabras de vida eterna”. Esas palabras son las de Jesús de Nazaret. No era filósofo, ni historiador, ni sabía nada de los mayas ni de los chinos. Y aunque sí sabía de Roma, nunca consideró que de Roma llegara algo bueno. Era hombre ignorante de muchas cosas. Pero al pasar los días se descubrió su verdad: Dios estaba con él.

Para muchos, hoy amenazan tormentas de vientos cargados de profetas y profecías, incertidumbres y amenazas. Cada uno busca su monte o su refugio. La historia trae tales aires de sospecha que hay quien abandona sus antiguos refugios y se lanza a campo abierto desafiando a la intemperie desnuda.

Puede que el hombre sufra la desesperación de sentirse defraudado. Y es que a lo largo de la historia se han acumulado los cadáveres de demasiados líderes salva-patrias o redentores de masas. Los pueblos comienzan a estar hartos de que les tomen el pelo.

Para los que algún día escogieron a Jesús, es hora de responder a la pregunta: ¿También vosotros queréis marcharos? La pregunta interpela no a las creencias, no a las instituciones, no a los refugios sagrados. Se interpela a los que un día creyeron en él. Es pregunta de fe. Nadie les ofreció oro ni triunfos, ni fechas o calendarios. La fe no es en unas ideas, en unos ritos sino en una persona.

Me llama mi parienta y me comunica que hoy, precisamente hoy, cumple 77 años. Le explico lo del siete en cultura del Sinaí. Le recuerdo lo de perdonar setenta veces siete. El siete tiene que ver con el todo, con lo pleno. Ella celebra estar llena. A mí me queda la duda. Llena ¿de qué? ¿De viento? ¿De tormentas? No acabo de ver si su plenitud es de fe, de filosofías exotéricas o si lo que ha conseguido es un gazpacho andaluz ¡Que se lo haga ver!

Luis Alemán Mur