Maena Juan, de la Asociación “Creients i Feministas”

Me alegra ver como las generaciones más jóvenes van asumiendo (más lentamente de lo que desearía, pero mejor que mi generación), la igualdad entre mujeres y hombres. Una maestra me contaba que en clase un día, al anunciar:” Niños podéis salir al recreo”, algunos niños  exclamaron: ¿Y las niñas? Otro niño saliendo de Misa con su abuela, le dijo ¿Por qué vas a esta Misa si todo lo dicen para los hombres?

 Cuando voy a Misa y oigo a alguna mujer decir: “Señor, yo no soy digno”… o cantar: “Hombres nuevos creadores de la historia…” pienso que muchas veces somos las mujeres quienes tenemos la culpa del machismo imperante en la iglesia.

 Propongo la experiencia-ficción de una Misa solamente en femenino para que los varones experimenten qué se siente cuando todo el lenguaje va dirigido al otro sexo:

 Entras en el templo y arriba, sobre el altar se encuentra el cuadro de La Santísima Trinidad, donde han pintado a una mujer mayor, su Hijo adulto y en vez de un pájaro, una llama de fuego o, mejor, un círculo con tres aspas que lo hacen rodar. En el altar  mayor, solamente hay una mujer que celebra junto a otra mujer que le ayuda…Empieza la celebración diciendo “En el nombre de la Madre, del Hijo… y sigue con la oración: “Oh Diosa nuestra acoge a nosotras cristianas que aquí hemos venido etc.”  “Oh Señora, Señora nuestra cuan ilustre es tu nombre en toda la tierra…”. “Señora, ten piedad…”Gloria a  Diosa en el cielo y paz a las mujeres que ama la Señora…” “La Señora esté con vosotras”. Y así podríamos seguir con los salmos, lecturas y todo el recitado de la Misa.

 No voy a detenerme demasiado en el lenguaje que ya está trasnochado y que la gente no entiende y lo recita de carrerilla: “Cordero de Dios” ¿Quién entiende que Jesús es un cordero? El sentido de la Misa como Sacrificio copiado de los antiguos donde se tenían que sacrificar corderos para aplacar a Dios ya no tiene sentido. Jesús vino a inaugurar una nueva era y unas nuevas celebraciones y en cada época debemos adaptarlas a la mentalidad de la mujer y hombre de hoy. Si la primera misa fue una cena ¿Por que han convertido la mesa en altar de sacrificio, como en los ritos antiguos? Si lo importante es la comunidad (“Donde dos o más se reúnen en mi nombre Yo estoy en medio”)  ¿Por qué se da más importancia a la hostia consagrada, con adoraciones, procesiones.., que a la fraternidad entre las personas que celebramos, porque creo que celebramos todos y todas. Eucaristía es Acción de Gracias y Celebración es fiesta. ¿Tenemos cara de fiesta las personas que vamos a las Misas?

La iglesia primero perdió a los intelectuales, luego a los obreros y finalmente está perdiendo a las mujeres, no solo por todo lo mencionado anteriormente, sino porque nos hemos liberado de miedos y condicionamientos culturales, aunque creo que, como muchas personas, buscamos una espiritualidad que no esté reñida con nuestra situación en el mundo, sino desde ella.

Si en los grupos cristianos de base estamos ofreciendo celebraciones alternativas, sin decir que son Misas ni si son Sacramento es porque todavía hay personas que necesitamos acudir a la Trascendencia para dar sentido a nuestra vida pero no con una espiritualidad dualista ni separada de la vida real sino para celebrar que Dios es todo en todos/as y que necesitamos a las hermanas y hermanos para caminar el camino de la Fe, para ayudarnos a compartir lo que somos y tenemos principalmente con las personas más excluidas, y releemos La Biblia con ojos de ciudadanas/os del siglo XXI

 Me acabo de enterar de que los protestantes, que en cuestión de igualdad de género nos van por delante, han consagrado a mujeres obispas, pero Oh! Han dado permiso a sus sacerdotes para que si les toca una obispa  y no se ven con ánimos para “obedecerla” puedan cambiar de obispo. ¿Os imagináis que las feligresas de estas iglesias hicieran huelga de Misas donde solamente hubiera curas varones? Tal vez si todas las mujeres católicas hiciéramos huelga de Misas nos harían más caso porque somos  el 50 % de la humanidad, de la iglesia y el 80 % de las personas que asisten a Misa.