Personaje símbolo. Como casi todos los del cuarto evangelio. No preguntéis si Lázaro es historia o teología. Está en el evangelio para proclamar que Jesús te puede devolver la vida aunque te sientas muerto.

Hermano de María y Marta. Pasó su historia sin hablar. No se dice que fuera mudo. Simplemente no dijo nada de importancia. La mayoría de los hombres pasen por la historia sin decir nada digno de recordar. Quizá compensen la palabrería vacía de teólogos, filósofos, políticos, gobernantes, predicadores y mitineros. Sólo por eso, Lázaro se merece un monumento.

Amigo de Jesús: “tu amigo está enfermo”. Cuando Jesús lo vio muerto y amortajado, se le saltaron las lágrimas. Los judíos comentaban: “¡Mirad, cuánto le quería!”.(11,35-36)

No consta que Lázaro pidiera algo a Jesús. A Jesús todo el mundo le pedía algo: un cargo en el reino futuro, la vista, salir de la marginación, la vida de una hija, salir de la angustia interior, poder andar etc. Lázaro, el amigo, no pidió nada. Sus hermanas fueron las que solicitaron la presencia de Jesús.

“Lázaro es el símbolo del ser humano dependiente, necesitado, frágil. Sin voz”.

Quien más sufre hoy el desastre económico a nuestro alrededor, son los emigrantes y trabajadores y autónomos sin nombre y sin voz. Los que no tienen ni siquiera un sindicato que clame por ellos.

En el mundo, los pobres de naciones subdesarrolladas son los que no tienen ni intermediarios que hablen en su nombre.

Quien más sufren en todos los mundos son los que además de no contar con ninguna defensa, no tienen siquiera un amigo.

A esos desamparados de todo y de todos envió Jesús a los suyos: “Id por todo el mundo en busca de ellos”.

Cuando esos pobres vuelvan a la vida, habrá llegado el Reino de Dios. Y, si ocurre algún día, no irán al templo, ni a la mezquita, ni a la sinagoga a celebrarlo. Lo celebraran con un banquete. Y “los lázaros estarán reclinados junto a los jesús que los habían levantado de la muerte.” Jn 12,1

Lázaro le debe su vida a Jesús. Pero sin Marta y María, Jesús no hubiera llegado. Marta es la organización, la estructura. María es la fe en Jesús. Las dos al servicio del enfermo que no habla.

Lázaro, Jesús el de Nazaret que sabe llorar, Marta y María: Sorprendente instantánea. Diapositiva de nuestra realidad.

Anhelamos una iglesia así. Dedicada a llevar a Jesús junto al enfermo y al que no tiene vida. Ese Jesús, el de Nazaret, que se conmueve y llora, al que arranca las vendas a los muertos de tanto silencio. Esa iglesia de Jesús, voz de los que no tienen voz. Jesús, no el gnóstico, ni el griego, ni el escolástico, ni el europeo, ni el romano, sino el de Nazaret que llora ante un amigo.

¡Atención: Lázaro sigue muriéndose sin decir una sola palabra! Cuando falta Jesús, la iglesia como comunidad y los creyentes en su vida personal sufren la anemia y pérdida de vida. Además de creencia, es experiencia.

 Luis Alemán Mur