LA VEJEZ: LA LUZ Y LA DUDA

Francisco tiene mucho más de profeta que de papa. Tiene mucho más de viejo creyente que de joven renovador. Lo que más daño podía hacer al Vaticano era un viejo creyente y profeta. Además si el papa sabe leer el evangelio debería ser declarado peligro número uno por el Estado Vaticano.

¿Dónde está Sodano? ¿Dónde está Tarcisio Bertone? ¿Dónde los demás príncipes romanos de la Iglesia? Cuentan que algunos en villas pagadas por Maciel el legionario pederasta o en dúplex de alto standing propias de su rango e historial.

Yo confío, deseo y espero que a todos ellos les llegue la luz que ha iluminado al honorable Jordi Puyol y hagan su declaración antes de ser llevados por el coro de los ángeles a la justicia, esa que nos recordó el profeta Francisco citando a Mateo capítulo 25.

Yo soy tan viejo como Puyol el Jordi, pero no tengo su dinero ni sus hijos ricos. Tampoco soy príncipe del Vaticano. Lo único en lo que les gano es en un montón de dudas. No deudas sino dudas. Las deudas y las dudas son lo propio de la gente de la calle. Algo de conversión lleva consigo la duda. Quizá por eso me consuela oír al profeta. El profeta desmonta a los seguros, inquieta a príncipes y ricos, pero fortalece a los que tiemblan y dudan. Este profeta Francisco me ha sembrado una fe simple, fácil de digerir.

Este profeta me está ayudando a desenredar mis teologías, a olvidarme un poco de mi historia y mis filigranas, a llamar al pan, pan y al vino, vino.

Por las razones que sean, nuestro amigo Jordi ha leído en público la verdad de sus enredos económicos; ha desmontado su vida; se ha quedado desnudo. Parece que ha visto la luz. Y no es príncipe del Vaticano. Quiero pensar que una mezcla de sus años y el profeta Francisco (además de las razones políticas que Vds. quieran) están también detrás de este nuevo Jordi.

Ahora a esperar a los Sodanos, Bertones et Company.

Luis Alemán Mur