Contrasta la sencillez, humildad y brevedad de un papa, que nos conmovió a muchos, con las corrientes actuales de tremendismo catastrófico, apariciones de la Virgen llorando y pidiendo rezar de rodillas el rosario, hacer penitencia y volver a la religión del cumplo y miento más rigorista.

Ayer estaba feliz porque por fin se reconoció públicamente la santidad de un hombre que confió en Dios: Albino Luciani, que conocimos como el primer papa que se llamó Juan Pablo, eclipsado por la popularidad del papa polaco que a muchos nos complicó la vida.

Y sin embargo se turbó mi  felicidad en el autobús mientras escuchaba atentamente a una mujer que solo supo hablarme de lo disgustada que está la Virgen en sus apariciones porque no le gusta esta Iglesia y nos pide ¡nada más y nada menos! que recemos mucho, que recemos pero no personalmente en un diálogo íntimo con el Padre, sino devotamente de rodillas y con sacrificio el rosario, con manifestaciones públicas y notorias. Además que vayamos a misa y comulguemos en la boca, eso de la mano olvídese usted. Sólo así evitaremos que lleguen los virus, las catástrofes y las guerras a España, que se librará un poco porque murieron durante la guerra civil muchos curas y monjas como mártires.

Estoy en shock desde ayer, porque la sencillez y misericordia del evangelio vuelve a ser oscurecida por unas creencias religiosas que asustan. Y no supe reaccionar, me quedé callada y atónita ante lo que escuchaba, pero ¿cómo se puede creer todo eso?

Tengo que ponerme en guardia, la señora me previno porque se está produciendo una gran batalla espiritual. Con toda mi fe y confianza espero que prevalezca el evangelio y las enseñanzas de aquel Jesús, el de Nazaret ,sin ostentaciones, ni alharacas milagreras ni catastrofistas. Solo un amor incondicional al Padre.

Rezo, pero solo el Padre nuestro: no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal.