Domingo 1º de Cuaresma – Ciclo C
En aquel tiempo, Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo.
Todo aquel tiempo estuvo sin comer, y al final sintió hambre.
Entonces el diablo le dijo: “Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan.”
Jesús le contestó: “Está escrito: No sólo de pan vive el hombre”.
Después, llevándole a lo alto, el diablo le mostró en un instante todos los reinos del mundo y le dijo: “Te daré el poder y la gloria de todo eso, porque a mí me lo han dado, y yo lo doy a quien quiero. Si tú te arrodillas delante de mí, todo será tuyo.”
Jesús le contestó: “Está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”.
Entonces lo llevó a Jerusalén y lo puso en el alero del templo y le dijo: Si eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: “Encargará a los ángeles que cuiden de ti”, y también: “Te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”.
Jesús le contestó: Está mandado: “No tentarás al Señor, tu Dios”.
Completadas las tentaciones, el demonio se marchó hasta otra ocasión.
Palabra del Señor
Durante cuarenta días, el Espíritu lo fue llevando por el desierto, mientras era tentado por el diablo”
Esta escena es de las más antiguas en las comunidades cristianas y recogidas en los evangelios. También aparece muy desarrollada en el documento Q. previo a cualquier evangelio. En el fondo subsiste la historia simbólica del pueblo judío que atraviesa un desierto en busca de una tierra nueva. Jesús se enfrenta, al atravesar su desierto, a la tentación de aspirar a presentarse como un emperador mundial al modo de los emperadores romanos con dominio absoluto para implantar leyes a su gusto. El pueblo esperaba un emperador y se encontró con Jesús de Nazaret. Así comienza su actividad pública.
Queda planteada, desde el principio, la figura del “enviado”, del “agente mesiánico”. Con su rechazo al dinero, al poderío y al circo social vacía todos los enfoques y expectativas del sueño de los israelitas. Las tentaciones son como un discurso programático que, aún hoy, después de siglos solo unos pocos comprenden. La masa del pueblo o no lo hemos entendido o no lo hemos aceptado.
Jesús afrontó una tensa lucha con las fuerzas que atraen a todo hombre: el bienestar, el poder, y el sello divino de ese bienestar y ese poder. El cristianismo existe porque Jesús fue firme en aquella ocasión y a lo largo de toda su vida.
Luis Alemán Mur