Salmo XVII
R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi libertador.
Dios mío, peña mía, refugio mío, escudo mío,
mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos.
Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu Ungido.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
David pasaba una situación delicada o peligrosa. Acude a su Dios.
Cualquiera de nosotros debe imitar a David que, además de ser rey, tenía una enorme fe.
Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.
Luis Alemán Mur