“Ustedes ven eso y dicen yo me hago ateo. (…) Perdón por la incoherencia”.

El Papa pide a los jóvenes españoles “perdón por los escándalos que ocurren dentro de la Iglesia”

Francisco invita a los miembros de Hakuna a mostrar “inconformismo, alegría y compasión

J. Bastante/Efe.-

Si no se quedan (los jóvenes en la Iglesia), la Iglesia se queda no solo sin futuro, sino también sin presente

Les pido perdón por los escándalos que ocurren en la Iglesia. No sólo por los abusos. También por la incoherencia. Perdón por escandalizarles”. El Papa se encontró anoche con 1.200 jóvenes españoles, que forman parte del movimiento Hakuna, nacido tras la JMJ de Brasil.

Durante un encuentro en la basílica de San Pedro, Bergoglio pidió perdón a los jóvenes “no sólo por los escándalos de abusos, escándalos de mundanidad, de apego a valores que no son evangélicos, de incoherencia de vida”.

“Ustedes ven eso y dicen yo me hago ateo. (…) Perdón por escandalizarlos. Siento dolor”, subrayó el Papa en un discurso improvisado y en español. Así, el Papa lamentó los “errores” que cometen en ocasiones “los pastores” de la Iglesia católica, por ejemplo “cuando un pastor se olvida de ser pastor y se convierte en patrón”.

“Ese clericalismo que hace tanto daño, les pido perdón también por eso”, insistió. A lo largo de su discurso, Francisco subrayó tres valores fundamentales para los jóvenes: “inconformismo, alegría y compasión”, y les pidió que “no se conformen con la vida” y que “salgan al mundo” y sean “protagonistas”.

No sean mediocres, deben armar lío fuera y dentro de las parroquias“, argumentó el papa argentino, momentos antes de admitir que la Iglesia necesita a los jóvenes. “Si no se quedan (los jóvenes en la Iglesia), la Iglesia se queda no solo sin futuro, sino también sin presente”, sostuvo.

En cuanto a la alegría, el Papa pidió a los jóvenes que estén felices, porque “la tristeza es el ambiente del diablo, lo que necesita para corromper”. Jorge Bergoglio terminó su discurso nombrando la tercera de las palabras, la compasión, para justificar que es distinta a la lástima, porque se basa en acompañar a los que sufren, a los que lo necesitan y también a los ancianos.

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