Salmo LXXI

R/. Que en sus días florezca la justicia, 
y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey, 
tu justicia al hijo de reyes, 
para que rija a tu pueblo con justicia, 
a tus humildes con rectitud. R/.

Que en sus días florezca la justicia 
y la paz hasta que falte la luna; 
que domine de mar a mar, 
del Gran Río al confín de la tierra. R/.

Él librará al pobre que clamaba, 
al afligido que no tenía protector; 
él se apiadará del pobre y del indigente, 
y salvará la vida de los pobres. R/.

Que su nombre sea eterno, 
y su fama dure como el sol: 
que él sea la bendición de todos los pueblos, 
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R/.

 

Este salmo tiene mucho de ingenuo sueño. La realidad fue que aquella religión con su Templo y su Ley fue invadida por una camada de víboras. Juan huyó al desierto porque no soportó el mal olor de su pueblo

Papas católicos ha habido cuya teología era sacralizar el mundo, la sociedad, y al pueblo cristiano. Resultado: Un Vaticano podrido por el dinero, el sexo y las ansias de poder.

Quizá con exceso de mansedumbre y estilo distinto a Juan Bautista, un hombre llamado papa Francisco lleve a su pueblo con justicia,
y a los humildes con rectitud. ¡Ojalá consiga librar al pobre que clama, al afligido que no tiene protector, se apiade del indigente, y salve la vida de los pobres!

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes,

para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. .

Una oración que el creyente no debería olvidar nunca, siempre habrá alguien que gobierna y oriente el camino.

¡Que Dios lo ayude!

No basta solo con criticar y protestar. Hay que orar.

A los ancianos solo nos queda orar. No somos monjas ni monjes. Somos ciudadanos orantes.

Luis Alemán Mur

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (15,4-9):

Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: «Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre.»


Palabra de Dios