Domingo 1º de Adviento – Ciclo A

Mateo 24,37-44

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: Dos hombres estarán en el campo: a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo: a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre

Palabra del Señor

 

Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé. Antes del diluvio, la gente comía y bebía y se casaba, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre.

Jerusalén y sobre todo el Templo fueron arrasados por los romanos hartos de las intrigas y fanatismos de los judíos (año 70 d. C.) Este y los demás evangelios se terminaron de escribir después del desastre. Es muy difícil saber cuánto de Jesús y cuánto de los evangelistas hay en estas advertencias. Por muy importante que sea la exégesis histórica, más importante será no olvidar que todo el Nuevo Testamento lo consideramos inspirado. Pero sí parecen palabras de Jesús: a) la afirmación de que no quedará piedra sobre piedra del Templo; y b) que nadie sabe la hora en la que volverá el Hijo del Hombre. También parece evidente que la amenaza no es propia de Jesús, ni el estilo del Padre. Lo propio del Dios de Jesús es el amor al hombre, judío, gentil, santo o pecador. Quien mire a Dios Padre con miedo no ha comprendido el evangelio (buena nueva) de Jesús.

Por lo tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Mucho tuvo que cambiar la mente de los discípulos hasta comprender el pensamiento y las palabras de Jesús. Detrás de las preguntas: cuándo, y con qué señales, y cómo lo sabremos, subyace el tremendo error de unir la vuelta del Hijo del Hombre a la restauración del reino de David. Y ese sueño o error permanece entre nosotros si esperáramos una sociedad o mundo gobernado por “nuestro Cristo Rey”. Nuestra fe en Jesús sí debería producir en cada uno esa actitud de que en cualquier momento podemos entregar nuestro tiempo al Hijo del hombre. Nuestra vida con fe, queramos o no, será siempre una vida de espera.

Estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

Esa afirmación ha sido utilizada para infundir miedo. Y más de uno remodeló su vida en monasterios o desiertos para no ser sorprendidos. Nada que criticarles. Pero también es bello vivir a pulmón pleno sin miedo al encuentro con Jesús. Es importante saber que todo puede tener sentido cuando Jesús no estorba ni para vivir ni para morir. Lo “apocalíptico” es un refugio de la ignorancia, o una herramienta para dominar, o método torturador de torturadores.

La mesa del pan y del vino. ¡Ojalá vayamos comprendiendo día a día el sentido de esa mesa!

Luis Alemán Mur