Salmo CXXI

R/. Vamos alegres a la casa del Señor

Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.

Allá suben las tribus,

las tribus del Señor
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R/.

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R/

¡«Vamos a la casa del Señor»! 

“En ella están los tribunales de justicia”

A algunos, muchos, les falta el pan. Muchos no conocieron qué es el amor. En el mundo abunda la soledad. Pero todos añoran la justicia. Nuestros tribunales son marionetas de los poderosos. ¿Hay alguien que conozca un Tribunal imparcial que reparta justicia? Por lo visto la Justicia sólo se encuentra en la casa del Señor. No en el Supremo, ni en Estrasburgo ni en los Vaticanos. Y sin justicia no habrá pan, paz ni porvenir

¡Vivan seguros los que te aman!

El amor a Dios lo une todo. Sin Dios la sociedad corre el peligro de la dispersión y la vuelta a empezar

Por mis hermanos y compañeros, voy a decir: «La paz contigo».

Si no tienes hermanos, búscate algunos. Y dile a tus hermanos: la paz contigo

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,12-20):

Hermanos:
Demos gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.
Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino del Hijo de su amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
Él es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él y para él quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Palabra de Dios

Luis Alemán Mur