Salmo XCVII

R/. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.

V/. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R/.

V/. Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R/.

V/. Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R/.

 

Los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios 

Mucha fe, Señor. Hace falta un toque tuyo para ver el mundo, la tierra como Tú la ves. O al menos como la veían estos israelitas. No es que nosotros seamos más listos. ¡Es que tenemos los ojos nublados!

El Señor da a conocer su salvación

 Como a los pastores. Como a los sabios de Oriente. Nos falta un Ángel. Nos falta una estrella.  O nos falta humildad y algo de oración. Nos bastaría un toque tuyo.

El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.

Cuando hay fe en el Señor, su cercanía produce justicia

Regirá el orbe con justicia y los pueblos con rectitud.

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (3,7-12):

Hermanos:
Ya sabéis vosotros cómo tenéis que imitar nuestro ejemplo: No vivimos entre vosotros sin trabajar, no comimos de balde el pan de nadie, sino que con cansancio y fatiga, día y noche, trabajamos a fin de no ser una carga para ninguno de vosotros.
No porque no tuviéramos derecho, sino para daros en nosotros un modelo que imitar.
Además, cuando estábamos entre vosotros, os mandábamos que si alguno no quiere trabajar, que no coma.
Porque nos hemos enterado de que algunos viven desordenadamente, sin trabajar, antes bien metiéndose en todo.
A esos les mandamos y exhortamos, por el Señor Jesucristo, que trabajen con sosiego para comer su propio pan.

Palabra de Dios

Luis Alemán Mur