Dicen. Decimos los que hemos creído en Jesús, el de Nazaret, que Dios Padre lo devolvió a la vida. Al día siguiente, en el momento, o a los tres días. Cuando Dios actúa ya no cuenta ningún reloj. Lo cierto es que, poco a poco, algunos tuvieron la evidencia de que había resucitado.

Y esta creencia. Esta fe. Esta certeza la vivimos los que después de aquellos primeros testigos, seguimos creyendo en su palabra, en su muerte y en su resurrección. Somos cristianos porque Jesús resucitó. “Si Jesús no resucitó, vana es nuestra fe” (1 Corintios 15,14)

Y esta fe ha producido, durante muchos siglos y en nosotros, una certeza capaz de darnos esperanza, vida y un enfoque de la historia. Jesús es imprescindible para la humanidad finita y mortal.

Sólo sabemos que nació, habló, actuó, murió. Lo de la resurrección está al otro lado de lo histórico. Eso entra en el campo de la fe.

La Resurrección no fue un hecho histórico. No pudo ser vista por nadie Si dentro de la sepultura hubiera habido una cámara oculta, no hubiese grabado nada. La Resurrección no se puede “mostrar”, ni “demostrar”.

No es un hecho histórico porque está fuera de la historia. Historia es espacio y tiempo. Dios resucitó a Jesús cuando ya había acabado su vida en la tierra, es decir, cuando los poderes de este mundo decidieron eliminarlo, echarlo fuera matándolo. Habían vencido sobre Jesús: “Vino a los suyos, y los suyos no lo quisieron”.

La Resurrección no fue historia. Pero, sin embargo, es una realidad: resucitó.

¿Acaso es realidad sólo lo histórico? ¿Acaso sólo es verdad lo que se puede tocar, ver, fotografiar, medir, situar en un sitio? Si sólo lo histórico fuera realidad, estaríamos negando a Dios.

Jesús resucitó. Estoy seguro por mi fe. Vivo sus consecuencias. Y si Jesús no ha resucitado, confieso que mi vida no tiene sentido.

Y ya sé que Jesús no está “aquí”, ni “allí”, ni “fuera”, ni “dentro”. Todas esas palabras pertenecen al espacio, y Jesús vive en otra dimensión, en otra orilla. Pero creo en su presencia en mí y en todos los demás.

Creer en el Resucitado es creer que existe otra dimensión, otra situación, otra vida junto a Dios “que ni ojo vio ni mente humana puede concebir…”

“Creo” que Jesús de Nazaret, da sentido a la Historia de los hombres. Da sentido al Tiempo y al Espacio.

La incógnita de lo que existe y de cómo existe, se despeja en Él.

Sin Él, todo sigue sin planos. Con Él, la fe sigue siendo imprescindible. Pero mi vivencia de transformar muerte en vida, me genera la gran esperanza.

Luis Alemán Mur