Salmo CXLIV

R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey
Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; 
bendeciré tu nombre por siempre jamás. 
Día tras día, te bendeciré 
y alabaré tu nombre por siempre jamás. 

El Señor es clemente y misericordioso, 
lento a la cólera y rico en piedad; 
el Señor es bueno con todos, 
es cariñoso con todas sus criaturas. 

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, 
que te bendigan tus fieles; 
que proclamen la gloria de tu reinado, 
que hablen de tus hazañas. 

El Señor es fiel a sus palabras, 
bondadoso en todas sus acciones. 
El Señor sostiene a los que van a caer, 
endereza a los que ya se doblan.

“Bendeciré tu nombre por siempre jamás.”

La fe en el Dios de Israel tiene una historia muy larga.

¡Haz, Señor que no se quiebre en mí! Porque…

“Tú eres el Señor, clemente y misericordioso

El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad;

Descubrir que Dios el Señor es misericordioso, rico en piedad es un descubrimiento trascendental que dieron algunos creyentes del Ant. Testamento. A veces, en la era del Nuevo Testamento, algunos actuamos como si no fuera verdad. Ese es el Padre de Jesús de Nazaret. Es el Dios de los cristianos.

¡No inventemos otro dios!

Que proclamen la gloria de tu reinado

¿De qué “reinado”, de qué “hazañas”? Los israelitas pensaban en el Reino de Israel y en la huida de Egipto. Hoy, después de Jesús, el Reino no es el de David sino el de su Padre. Y el Éxodo es liberación de cualquier esclavitud. 

“El Señor es fiel a sus palabras”

¡Que mis hijos y mis nietos no lo olviden!

Segunda lectura

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (1,11–2,2):

Hermanos:
Oramos continuamente por vosotros, para que nuestro Dios os haga dignos de la vocación y con su poder lleve a término todo propósito de hacer el bien y la tarea de la fe. De este modo, el nombre de nuestro Señor Jesús será glorificado en vosotros y vosotros en él, según la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo.
A propósito de la venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no perdáis fácilmente la cabeza ni os alarméis por alguna revelación, rumor o supuesta carta nuestra, como si el día del Señor estuviera encima.

Palabra de Dios

Luis Alemán Mur