Salmo XXXIIIR/
Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R/.
El Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias. R/.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R/.
El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó
Bendigo al Señor en todo momento, su alabanza está siempre en mi boca
El Señor está cerca de los atribulados, salva a los abatidos.
Cuando uno grita, el Señor lo escucha y lo libra de sus angustias.
Es Dios. Es Dios. Es Dios
En Él nos movemos. En el somos. Él es nuestra vida.
“Mi alma se gloría en el Señor”.
No presumo nada más que del Señor. No hace falta gritar. El Señor escucha y nos libra de nuestras muchas angustias.
Luis Alemán Mur
Segunda lectura
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,6-8.16-18):
Querido hermano:
Yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente.
He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe.
Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.
En mi primera defensa, nadie estuvo a mi lado, sino que todos me abandonaron. ¡No les sea tenido en cuenta!
Mas el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, a través de mí, se proclamara plenamente el mensaje y lo oyeran todas las naciones. Y fui librado de la boca del león.
El Señor me librará de toda obra mala y me salvará llevándome a su reino celestial.
A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
Palabra de Dios