Frase evangélica: «He pecado contra el cielo y contra ti»

1. El capítulo 15 de Lucas, formado por las tres llamadas «parábolas de la misericordia»,  va dirigido a los fariseos endurecidos y a los pecadores -descreídos o irreligiosos- que se  arrepienten y piden perdón. Responde a un grave problema debatido en tiempos de Jesús:  si ama Dios a los pecadores y a los paganos y cuáles son las exigencias para estar cerca  de Dios.

2. Las dos primeras parábolas, las de la oveja y la moneda perdidas, muestran que Dios  ama a todos, sea cual sea su conducta; en cambio, los fariseos desprecian a los pecadores,  porque éstos no observan la Ley.

3. El hijo pródigo, en cuanto hombre sin ley pero sensible a lo injusto, es figura de  pecadores y paganos; el hermano mayor endurecido, en cuanto hombre observante y  escrupuloso pero carente de misericordia, representa a los fariseos; y el padre  misericordioso es, naturalmente, Dios, la figura principal de la parábola, seguido por la del  hermano mayor y, finalmente, la del hijo pródigo. Los tres tienen actitudes distintas. El hijo  menor reconoce su error (Dios es padre bondadoso), el hermano mayor condena a su  hermano (Dios es juez vengativo), y el padre derrocha alegría con la acogida, el banquete y  la fiesta (Dios es pura misericordia).

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Por qué nos identificamos con el hijo pródigo y no con el hermano mayor?

¿Es Dios para nosotros un padre de misericordia?