Salmo LXVIII

R/Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón

Mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; 
que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. 
Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia; 
por tu gran compasión, vuélvete hacia mí.

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias

Miradlo, los humildes, y alegraos, 
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón. 
Que el Señor escucha a sus pobres, 
no desprecia a sus cautivos.

El Señor salvará a Sión,

reconstruirá las ciudades de Judá

La estirpe de sus siervos la heredará,

los que aman su nombre vivirán en ella

Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón

Yo pienso que este versículo es el centro de la vida de fe en Dios

¡Humildes, buscad al Señor!

No se invoca la pureza ni el cumplimiento de la Ley.

No te pide el salmo la santidad sino la humildad

El muro que no nos deja oír el susurro de Dios es nuestra prepotencia.

Yo soy un pobre malherido;

Miradlo, los humildes, y alegraos,

Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

Que el Señor escucha a sus pobres

Luis Alemán Mur

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses (1,15-20):

Cristo Jesús es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres,
visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.
Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él
quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.


Palabra de Dios