… y algunas quaestiones quodlibetales

Juan Ignacio Pagola, su sobrino, entrevista al sacerdote de la diócesis de San Sebastián sobre la Iglesia, el Concilio, Cristo…


José Francisco Serrano Oceja

Creo que José Antonio Pagola no necesita mucha presentación por estos predios. Sacerdote de la diócesis de San Sebastián. “En 1975 desempeñó el puesto de rector del Seminario de San Sebastián y cuatro años después fue nombrado vicario general de la diócesis” hasta 2001. Biblista, se hizo famoso extra muros de su actuación ordinaria por un libro suyo, “Jesús. Aproximación histórica” (2007). Libro que, por cierto, leí cuando se publicó.

Ahora es también fundador y alienta los 2.000 Grupos de Jesús que existen en España y América Latina, cuya página web es gruposdejesus.com

Libro-entrevista

Tengo que confesar que me senté a leer este libro entrevista y no me levanté hasta que concluí la última página. No solo por lo bien escrito que está, lo cuidado de su expresión, el estilo, la claridad expositiva, la forma argumental, la siempre apasionante y atractiva trasparencia que acompaña la confesión de una vida, incluso con las naturales reticencias a la exposición pública de interioridades varias.

Me atrajo entre otras razones porque me interesa de antes la historia de las diócesis del País Vasco, quizá por mis años de estudio de las relaciones entre el terrorismo de ETA y la Iglesia o por la intensa convivencia con una persona que Pagola asegura fue también clave en su biografía eclesial, mi recordado don José Ignacio Tellechea Idígoras, maestro de trabajo histórico.

Guiños a intimidades familiares 

El hecho de que la entrevista se la haga su sobrino, el periodista y profesor de Comunicación en Deusto, Juan Ignacio Pagola, facilita la lógica interna del relato. Los guiños a las intimidades familiares son un buen ornamento. Hay, sin duda, frescura en el testimonio. Se genera cierta complicidad con el biografiado y el lector va acompañando su trayectoria como si de una conversación de café fuera.

Nombres, lugares, sucesos, ideas teológicas y pastorales se desgranan con naturalidad. No es solo la biografía de un sacerdote y biblista, es acta de una historia en la historia de la Iglesia en España, de una Iglesia, gracias a Dios, plural.

“No soy un hombre de altar”

Las páginas de este libro son unas veces bálsamo para la oración, otras motivo para la reflexión y, algunas otras también reflejo de inquietudes y causa de desconcierto. Por ejemplo, cuando afirma Pagola que “nunca me he sentido cura, me siento evangelizador de la Buena Noticia de Jesús. No soy un hombre de altar”.

El lector entiende lo que quiere decir, pero también se pregunta por qué dice lo que dice y cómo lo dice. Es indudable que una de las características de las obras escritas de Pagola, que acompasan en este libro el curso de su vida, es lo directo de su lenguaje, que no deja de ser provocador.

Polémicas 

De hecho, me he preguntado si es posible quedarme con un Pagola sin polémica y sin polémicas, o hasta qué punto la polémica o las polémicas son parte natural de José Antonio Pagola. Y que conste que cualquier perfil polemista de su personalidad le es naturalmente ajeno.

Pero como me debo a la sinceridad con los lectores, tengo que referirme a una serie de cuestiones añadidas a la lectura como si fueran las preguntas que cualquier persona del público podía hacer en las clásicas quaestiones quodlibetales.

Cómo ve la Iglesia 

Preguntado Pagola sobre cómo “ves hoy nuestra diócesis, y de forma más general, la Iglesia”, responde –disculpas por las citas tan largas, pero me parece apropiado recurrir al texto original-:

“Lo primero que quiero decirte es que D. Juan María Uriarte, del que fui vicario general hasta que organizó su propio equipo, asumió totalmente el modelo de Iglesia que dejamos en herencia. Para ello contó con dos vicarios generales –Félix Azurmendi y Patxi Azpitarte- que conocían bien la trayectoria en nuestra diócesis. No solo continuaron la misma línea renovadora, sino que la desarrollaron y mejoraron las unidades pastorales, asegurando así mejor la acción evangelizadora en toda la diócesis.

Dicho esto, siento decirte que, en nuestra diócesis y en las diócesis que yo pueda conocer, hoy ya no se trabaja realmente con un modelo de Iglesia diocesana ni en una línea renovadora. Y lo comprendo. Juan Pablo II, en su largo período como papa, logró apagar en buena parte el espíritu renovador del Concilio Vaticano II que nosotros respiramos. Por eso, a las últimas generaciones de obispos y presbíteros les cuesta plantearse su tarea como una acción renovadora…”

Búsqueda de la verdad 

Y sigue. Creo que es suficiente. El libro está editado en junio de 2022 y escrito durante los últimos tres años, con un avance final en los últimos meses. Ahora el Papa es Francisco, monseñor Munilla ya no es obispo de San Sebastián y esa sede está, cuando escribo estas líneas, vacante.

En otro momento del libro, Pagola dice que “la búsqueda de la verdad acerca a las personas y las conduce al diálogo”.

Con este espíritu de búsqueda de la verdad, y de acercamiento a la persona, llego al capítulo octavo, “Jesús. Aproximación histórica”, en el que describe el affaire de su libro, del que ha vendido más de tres mil ejemplares y está traducido a más de diez lenguas. Me encuentro con afirmaciones sobre cardenales, obispos, teólogos, que aún viven, de los que se cuentan actuaciones, decisiones, intervenciones, que no dejan de sorprender al lector.

Cardenal Rouco 

Me he permitido contrastar algunas de sus afirmaciones con los protagonistas y he pedido evidencia documental de la verificación. El resultado no ha sido ratificatorio de lo que en el libro se dice.

Voy a poner un ejemplo. Me refiero a lo que se lee en el libro en la página 94: “Pero, además, en una fecha indeterminada de 2010, nos llegó la noticia de que el cardenal Rouco, presidente de la Conferencia Episcopal Española, y D. José (sic) Antonio Martínez Camino, presidente de la CEDF, habían visitado al cardenal Levada, presidente de la CRDT, para pedirle que Roma desautorizara el imprimatur y condenara el libro”.

Por cierto, que yo sepa José Antonio Martínez Camino –varias veces escrito así- es Juan Antonio Martínez Camino desde la pila bautismal.

Ocurre algo parecido con la versión que ofrece el autor de la Nota de la Oficina de Información de la CEE de 8 de marzo de 2013. Una comparación de la Nota original, a la que se puede acceder en Internet, y del “resumen” que se hace en el libro pone en evidencia demasiado.

Podría seguir. No lo voy a hacer. El libro, ahora ya, está en manos de los lectores que quieran acercarse a él. Y esta reseña, también.

Disciernan y juzguen por ustedes mismos.

José Antonio Pagola. Un creyente apasionado por Jesús

Juan Ignacio Pagola

PPC