Salmo XLVI

R/.
Dios asciende entre aclamaciones; el Señor, al son de trompetas

Pueblos todos batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor es sublime y terrible,
emperador de toda la tierra. R/.

Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas;
tocad para Dios, tocad,
tocad para nuestro Rey, tocad. R/.

Porque Dios es el rey del mundo;
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R/.

Dios reina sobre las naciones

No es tiempo de ver a Dios. Es tiempo de Creer.

Porque el Señor es sublime y terrible, emperador de toda la tierra

Nuestro Dios, el que anunció Jesús no es terrible. Según Jesús, nuestro Dios se oculta en los pobres. ¡Eso es lo sublime para un cristiano! Nuestro lenguaje no lo entienden los sabios ni los emperadores de la Tierra.

Dios asciende entre aclamaciones

La religión que vivían los judíos estaba obsesionada, deslumbrada por un Iahvé triunfante. Lógico al vivirse en medio de un mundo pagano con dioses de cartón. Por eso la fe cristiana fue un choque tan fuerte con un Jesús amigo de pobres y desvalidos.

Segunda lectura

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios (1,17-23):

Que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo. Ilumine los ojos de vuestro corazón, para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos, y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para nosotros, los que creemos, según la eficacia de su fuerza poderosa, que desplegó en Cristo, resucitándolo de entre los muertos y sentándolo a su derecha en el cielo, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación, y por encima de todo nombre conocido, no sólo en este mundo, sino en el futuro. Y todo lo puso bajo sus pies, y lo dio a la Iglesia como cabeza, sobre todo. Ella es su cuerpo, plenitud del que lo acaba todo en todos.

Palabra de Dios

Luis Alemán Mur