… de todo el mundo a “abrazar la vulnerabilidad”

“Las ideologías mutilan el Evangelio”, advierte a la plenaria de la UISGUn


Francisco llegó. En silla de ruedas, sin temer las habladurías. Está enfermo, y no le importa que se sepa. Pero no está incapacitado. Y quiso presentarse así, sin atributos, ante la asamblea de la Unión Internacional de Superioras Generales, que aglutina a la vida religiosa femenina de todo el mundo, con la que mantuvo una conversación más allá del discurso que Roma dio por leído. Y en el que Bergoglio invitó a las religiosas a “abrazar la vulnerabilidad”. Algo que él mismo hizo, como tantas otras veces, con los hechos.

Y es que, precisamente, “abrazar la vulnerabilidad en el camino sinodal” es el lema de la asamblea, que vino que ni pintado para la ocasión. A este respecto, Francisco recordó dos escenas del Evangelio: el momento en que Jesús lava los pies a Pedro, y María Magdalena. Respecto al primero, el Papa subrayó “la vulnerabilidad de Pedro, y la que Jesús asume para salir a su encuentro”, que se traduce en “un cambio en el corazón” de quien acabó convirtiéndose en el primer papa, y que entendió que “saliendo al encuentro, el Hijo de Dios se coloca en una posición vulnerable, en una posición de servidor, manifestando cómo la vida de Jesús sólo se puede entender desde el servicio”.

Vivir vuestra autoridad como servicio

“Junto a Pedro, la Iglesia aprende de su Maestro que, para poder dar la vida, sirviendo a los demás, está invitada a reconocer y acoger su fragilidad y, desde ahí, inclinarse ante la fragilidad del otro”, añadió el Papa, quien invitó a las religiosas a “vivir vuestra autoridad como servicio”, en un momento en el que “también la vida religiosa reconoce hoy su vulnerabilidad, aunque a veces lo acepte con dificultad”.

“Nos habíamos acostumbrado a ser significativos por nuestros números y por nuestras obras; a ser relevantes y considerados socialmente. La crisis que estamos atravesando nos ha hecho sentir las fragilidades y nos invita a asumir la minoridad”, pidió el Papa.

“Como Pedro y con Pedro estamos llamados ahora, después de reconocernos vulnerables, a preguntarnos cuáles son las nuevas vulnerabilidades ante las que, como consagrados, hemos de abajarnos hoy”, reflexionó el Papa. “¿Qué ministerios nos está pidiendo el Espíritu? ¿Qué cambios nos requiere en la manera de vivir el servicio de la autoridad? ¿Cómo trabajar por una autoridad que sea evangélica, una autoridad que no deje heridas por el camino sino crecimiento?”, les preguntó, invitándoles a que “no tengan miedo en esta búsqueda de nuevos ministerios y de nuevas formas de ejercer la autoridad evangélicamente. Que no sea una búsqueda teórica e ideológica —las ideologías mutilan el Evangelio—, sino una búsqueda que parta del acercamiento a los pies de la humanidad herida y del caminar al lado de las hermanas y los hermanos heridos, comenzando por las hermanas de sus comunidades”.

Numerosos carismas

Respecto a María Magdalena, Francisco recordó cómo “los evangelistas nos la muestran como una mujer que ha experimentado una gran liberación en el encuentro con Jesús”, y no “para echarle en cara su historia pasada, sino para decirnos que Jesús cuenta con ella como su apóstol en el testimonio de la resurrección, poniendo al servicio del anuncio su fragilidad trasformada”.

“Ustedes representan numerosos carismas, muchas formas de lectura del Evangelio: cada uno de ellos nace para la misión de la Iglesia. A la luz de estos dos discípulos de Jesús, Pedro y María Magdalena, contemplen y dejen que Jesús las mire y las trasforme, y así podrán ponerse de la misma manera al servicio de la humanidad”, subrayó el Papa, pidiendo a las religiosas liberarse “de los espíritus que las turban” para poder “aligerar su paso para un anuncio esperanzador del Evangelio”.

Religiosas y apuesta sinodal

“Conozco que tienen muchas preocupaciones, que probablemente les quitan el sueño —la falta de vocaciones, la media de edad que se eleva constantemente, los abandonos de la vida consagrada, entre otros—, pero ojalá que la principal preocupación fuera cómo proceder para no abandonar el horizonte de la misión”.

¿Cuál es la contribución de la vida religiosa al camino sinodal en la Iglesia? “La aportación más importante que ustedes pueden hacer es la de participar en la reflexión y el discernimiento, poniéndose en actitud de escucha del Espíritu y abajándose como Jesús para poder encontrar al hermano en su necesidad”, pidió el Papa, “como consagradas, en las parroquias, en las diócesis—, enriqueciendo a la Iglesia con vuestros carismas”.

Constructoras de comunión

En todo este proceso sinodal sean constructoras de comunión, memoria de la vida y misión de Jesús. De ustedes se espera que sean tejedoras de relaciones nuevas para que la Iglesia no sea una comunidad de anónimos, sino de testigos del Resucitado, a pesar de nuestra fragilidad”, señaló.

Junto a ello, invitó a las comunidades a hacer su propio camino sinodal, “una oportunidad para escucharse unas a otras, para animarse unas a otras a hablar con parresia, para hacerse preguntas sobre los elementos esenciales de la vida religiosa hoy. También para dejar emerger preguntas incómodas. No teman su propia vulnerabilidad, no tengan miedo de presentarla a Jesús”.

“Cuento con ustedes, queridas hermanas, a la hora de acompañar al pueblo santo de Dios en este proceso sinodal, como expertas en construir comunión, en propiciar la escucha y el discernimiento. El ministerio de acompañamiento es urgente”, culminó el Papa, quien reclamó la relevancia del “ccuidado mutuo”, especialmente en los casos de “las congregaciones pequeñas o en aquellas que están decreciendo hasta el punto de vivir una difícil sostenibilidad”.