Salmo XXIX

R/.
Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has dejado que mis enemigos serían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
me hiciste revivir cuando bajaba a la fosa. R/.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
dad gracias a su nombre santo;
su cólera dura un instante,
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo. R/.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre. R/

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado

Señor, porque me has librado

Tengo fe en tu amor. Pienso que me has librado. No tengo certezas. Solo esperanzas. Mi historia no me da más que para esperanzas. No tengo argumentos para fiarme de mi historia. Recurro a tu amor.

Señor, tengo hijos, tengo nietos. ¡Cuídalos! Haz que no te olviden y que siempre se fíen de Ti.

Señor, Dios mío, te daré gracias por siempre.

¡Que no me olvide nunca de agradecer a tantos como me ayudan!

Segunda lectura

Lectura del libro del Apocalipsis (5,11-14):

Yo, Juan, en la visión escuché la voz de muchos ángeles: eran millares y millones alrededor del trono y de los vivientes y de los ancianos, y decían con voz potente: «Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.» Y oí a todas las criaturas que hay en el cielo, en la tierra, bajo la tierra, en el mar -todo lo que hay en ellos, que decían: «Al que se sienta en el trono y al Cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.» Y los cuatro vivientes respondían: «Amén.» Y los ancianos se postraron rindiendo homenaje.

Palabra de Dios

Luis Alemán Mur