Frase evangélica: «…que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis»

Tema de predicación: LA ENTREGA POR LOS DEMÁS

1. El Triduo Pascual comienza con la misa vespertina de la Cena del Señor del Jueves Santo, día de reconciliación, memoria de la eucaristía y pórtico de la Pasión. En la eucaristía del Jueves Santo, la Iglesia revive lo que Jesús vivió en su última cena de despedida y celebra la caridad fraterna por medio de dos gestos: uno testimonial (el lavatorio) y otro sacramental (la eucaristía). Las lecturas de este día evocan la entrega de Jesús, que cumple con el viejo rito de la antigua pascua (1ª lectura), ofrece su cuerpo en lugar del cordero (2ª lectura) y proclama el mandamiento del servicio (evangelio). Pero, al mismo tiempo, Jesús es entregado por Judas y abandonado por los demás discípulos.

2. Jesús no busca ni rehuye directamente la muerte. De hecho, es Judas quien lo delata y revela dónde se encuentra. La Pasión comienza, bíblicamente, con el prendimiento de Jesús; litúrgicamente con la entrada en Jerusalén. La misión de Jesús se comprende en referencia al Dios de la gracia y de la exigencia. Jesús no viene a predicar verdades generales, religiosas o morales, sino a proclamar la inminencia del reino y la buena noticia del evangelio.

3. El advenimiento del reino de Dios es el tema central del mensaje y de la praxis de Jesús, precisamente en unos momentos de exacerbado nacionalismo judío frente al pagano dominador, con la creencia extendida de que la intervención final y definitiva de Dios, por medio de un Mesías entendido políticamente, está al llegar. El rechazo de Jesús como Mesías es evidente: es escándalo para las clases dirigentes religiosas, necedad y locura para el poder ocupante, decepción para el pueblo y desconcierto para los discípulos. Ahí radican los sufrimientos profundos de Jesús en la cruz, unidos a sus dolores físicos.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿En qué debe traducirse para los cristianos el Jueves Santo?

¿Qué valoración hacemos del servicio a los demás?

Frase evangélica: «lnclinando la cabeza, entregó el Espíritu»

Tema de predicación: LA MUERTE DE JESÚS

1. Los cuatro relatos de la Pasión la describen en cinco secuencias: arresto, proceso  judío, proceso romano, ejecución y sepultura. A partir de un breve relato previo sobre la  crucifixión, las distintas narraciones evangélicas de la Pasión están redactadas con mucho  mayor detalle que todo el resto de los evangelios. Su estilo difiere del de las literaturas que  narran la batalla final y la muerte de un héroe. Son, además, final y comienzo de la vida y el  destino de Jesús, al que los discípulos llaman «Cristo» y «Señor» después de la  resurrección. Según cómo se interprete y se viva la muerte y resurrección de Jesús, así se  configurará el modo de ser cristiano.

2. Jesús fue condenado a muerte y crucificado por blasfemo religioso y alterador del  orden público. Es lógico pensar que Jesús contó con una muerte violenta, a juzgar por su  comportamiento y las acusaciones que recibió de mago, blasfemo, falso profeta, hijo  rebelde, quebrantador del sábado y purificador del Templo. Para entender su muerte no  basta con relacionarla con el sanedrín judío o el gobernador romano; es preciso conectarla  con su Dios y Padre, cuya cercanía y presencia proclamó. El cómo y el porqué de la muerte  de Jesús tienen relación con el cómo y el por qué de toda su vida. Pero la interpretación  última de la muerte de Jesús es teológica.

3. La comunidad creyente postpascual, a la luz de la resurrección, denominó a Jesús  «Cristo» y «Señor». Con una nueva lectura de la muerte de Jesús, proclamó la Iglesia el  señorío de Cristo, traducción actualizada del reino de Dios. Esto no equivale a un  silenciamiento del profetismo de Jesús, de su opción por los pobres, de la justicia que  entraña el reino y de las exigencias que comporta la fe como conversión. El reino de Dios se  hizo presente, de un modo nuevo, con la actividad de Jesús, aunque se concentró de una  manera definitiva en el cuerpo resucitado del Señor. Quedarse con el Resucitado de un  modo piadoso, sin abarcar con la misma fe al Jesús histórico, es reducir la misma fe. Y para  entender el comportamiento de Jesús en su ministerio es preciso tener en cuenta las claves  del proceso que le llevó hasta la crucifixión. Pero, una vez aceptado que la cruz es  consecuencia del proceder de Jesús, la resurrección debe entenderse como toma de  postura de Dios en favor de Jesús y, por tanto, como iluminación de la cruz. Jesús no queda  en poder de la muerte, sino fuera de la misma. La cruz de Jesús no se entiende si no es  desde la totalidad de su vida; pero, a su vez, la cruz y la muerte de Jesús no tienen sentido  si no es por la resurrección, clave de lectura de todo lo previo, a saber, el condicionamiento  del vivir de Jesús y de todo nuestro vivir.

REFLEXIÓN CRISTIANA:

¿Qué nos dice hoy en concreto Cristo desde la cruz?