La fe que tiene el pueblo es distinta de la fe de los teólogos. Es distinta de la fe de los concilios. No entiende el pueblo de filosofías ni de precisiones verbales. El pueblo creyente, el cristiano que va a misa, que da limosna a los pobres, que ayuda a veces a lejanas misiones, que visita a los enfermos y reza por los difuntos, que reza a los santos y a la Virgen de su Pueblo a la que llama “madre de Dios” porque es “madre del Hijo de Dios”. Aunque no sabe lo que es ser madre de Dios, ni Hijo de Dios.

 

Ese pueblo tendrá muchos errores teológicos. Pero qué teólogo no tiene muchos errores teológicos. Ese pueblo no sabrá qué es una misa de Jesús. Pero ¿acaso los sacerdotes que dicen misa, saben lo que dicen o hacen?

 

Ese pueblo vive confundido con lo que dicen que dicen las Sagradas Escrituras o incluso el Santo Evangelio. Pero ¿acaso los curas o incluso los papas supieron alguna vez lo que dicen las Sagradas Escrituras o el Santo Evangelio?

 

Ese pueblo que no sabe, evoluciona poco a poco en su idea de pecado, pero ¿evolucionan los curas al ritmo del pueblo? ¿Quién se equivoca más en su evolución o no evolución sobre lo que es pecado: el pueblo o los curas?

 

El pueblo cristiano cree cada día menos en eso del infierno eterno. Ni cree ya lo que es infierno, ni supo nunca lo que es eterno. Quizá queden curas que sepan lo que es infierno, pero pocos sabrán lo que es eterno.

 

El pueblo cristiano conserva formulas
piadosas antiguas sobre Hijo de Dios, Madre de Dios etc. Las repite sin ningún pudor. No sabe bien qué hay detrás de esas expresiones; las respeta, pero no las defiende ni ataca.

 

La piedad y fe del pueblo no siempre coincide ni camina al paso de los teólogos ni siquiera del clero de misa y olla, ni del clero de misa y solomillo. El pueblo respeta y se aferra más a su fe que al clero y a los teólogos.

 

La pregunta más seria es qué fe produce más bondad: ¿la fe de los teólogos, la fe del clero o la fe del pueblo? Porque errores producen todos. Pero no son los credos los que salvan. Salva la bondad.

 

Seguiré estudiando Cristología, seguiré estudiando el Evangelio, pero me resguardaré siempre que pueda en el Nazaret, o rezando el Padre Nuestro con el pueblo.

 

Luis Alemán Mur