La campana ‘gorda’ de san Eugenio

En los Cabildos todo se sabe y se comenta”

 


 
 

En el “mare magnum tenebrosum” de las informaciones religiosas que, a excepción de las sinodales, nos suministran los medios de comunicación, es de relevancia la fechada en la catedral de Toledo -Dives toletana”- a propósito del polémico vídeo-clip de C.Tangana, “celebrado” en su marco. Fruto y consecuencia del hecho es la protesta oficial efectuada por el actual arzobispo primado, convocando a sus diocesanos -“parroquias, asociaciones y movimiento”- a actos de “reparación y purificación”, y a una misa solemne, con el fin de “guardar la identidad y misión de la Iglesia”.

Como no se trata de un episodio más protagonizado por nuestra excelsa jerarquía eclesiástica, sino de todo un sistema y concepción de lo que es y debiera ser únicamente la Iglesia, que ellos -obispos, arzobispos y no pocos curas- encarnan y en vísperas sinodales (¡!), creo que sobran razones que justifiquen estas y otras consideraciones.

Los bailes de por sí y estéticamente no son malos. ¡No ofendan, por favor, a los benditos “seises” de la catedral de Sevilla, la “Magna hispalense” en el catálogo de los templos sagrados! Los bailes y Autos Sacramentales son expresión de culto y cultura.

Los únicos y más graves “pecados”que se pudieran encontrar en los templos arquitectónicosy en los otros -corporales y espirituales, pero tanto o más religiosos- no son los relacionados con la castidad y pureza -sexualidad-. El mismo señor arzobispo debe saber, y sabrá, que, por ejemplo, a los hijos de uno de sus antecesores en el cargo, el Cardenal Mendoza –”Tercer rey de España”, por más señas, los mismos Reyes Católicos -Isabel y Fernando- se referían a ellos como de “los bellos pecados capitales de nuestro querido Cardenal“.

Conocerá también este “escandalizado” arzobispo de ahora, que en los concilios de la Iglesia universal, como fue el ecuménico de Constanza (a.1413), a los asistentes al mismo les acompañaba un nutrido listado de nobles, y no tan nobles doncellas, al igual que en semejantes acontecimientos, sin exceptuar los celebrados en su imperial Toledo, cuyos Concilios fueron exactamente 18, datados entre los años 397 y 702., algunos presididos por santos hoy canonizados. ¿Qué más da?

Conocedor de la historia, del arte y del Derecho Canónico, Mons. Cerro recordará que en no pocas catedrales están dedicadas y se mantuvieron determinadas capillas, bajo el patronazgo de Santa María Magdalena, la pecadora, atendidas por “mujeres de la vida”. Curiosa y piadosamente es de destacar que el culto y cristiano escritor y poeta don Francisco de Quevedo y Villegas, al referirse a las mismas, solía llamarlas “las hermanitas de pecar”. Don Francisco homónimo del ex Primado de las Españas, murió el 30 de septiembre en el convento de los Dominicos, de Villanueva de los Infantes, provincia de Ciudad Real, una de las diócesis sufragáneas de Toledo, después de haber estado encarcelado un buen puñado de años en la ciudad de León, en otro convento, por “haberle cantado las cuarenta” al regio valido de turno.

¿Que la culpa fue solo del señor Deán y que Mons. Cerro, el arzobispo, estaba completamente al pairo de cuanto se cocinaba en su catedral, preparándose el vídeo-clip? Muchos no se lo creen. En los Cabildos todo se sabe y se comenta. Nada se ignora. Los términos “cabildeo” y “cabildear” son sapienciales. Los Cabildos son academia de lo humano y de lo divino. ¿Que cuánto supuso en euros tal operación capitular? Ya lo sabremos. Con IVA o sin IVA también sabremos cual fue el reparto.

¿Para cuándo se aplazan los actos diocesanos de “reparación y purificación” por los pecados institucionales de quienes constituyen el variado complejo de las catedrales y más de la “Dives Toletana“, que en su misma denominación encarna pecados anti-cristianos y en contra de la misma Iglesia y de los evangelios que encarnó y encarna Jesús, y, por tanto, quienes jerárquicamente lo presentan y lo representan?

Por rica -excepcionalmente rica- la catedral, sería preciso e indispensable estar pidiéndolo perdón a Dios, con reparación al prójimo, engrosando permanentemente procesiones de flagelantes. Por el palacio episcopal y su arco. Por las joyas de arte, con inclusión de la Custodia de Arfe, por los ornamentos sagrados, por los privilegios y el poder que suscitan y mantienen, por el desmadrado afán de querer que ciudades y pueblos no pasen de ser otros tantos conventos, organismos, instituciones y aún cortes imperiales, al servicio -servidumbre- de sus prelados…

Todo el capítulo relativo al trato que en la Iglesia reciben los laicos, buena parte del clero, las mujeres y más las monjas, demanda a grito limpio, un largo y piadoson calendario litúrgico de “reparación y purificación”, en proporciones mayores ético-morales que un listado de vídeo-clip.

Resultan ser luminosamente esclarecedoras y programáticas estas palabras pre-sinodales del papa Francisco: “Urge que la Iglesia deje de ser un museo, hermosa, pero muda, con mucho de pasado, pero con poco futuro…”

Uno mi voz a la de tantos que carecen de ella dentro de la Iglesia y me hago partícipe de la petición de dimisión de jerarcas que perdieron el norte “conciliar del Vaticano II, jamás lo tuvieron o se consideraron ellos, solos, y “por la gracia de Dios”, el único NORTE.

¿Para cuando -¡YA¡- ´la verdadera procesión exigiéndole a la jerarquía claridad, transparencia, humildad y humanidad en relación con las víctimas englobadas en el opaco y misterioso apartado de la pederastia, presidida en esta ocasión por el arzobispo primado, quien últimamente y con lo de su Talavera, debe tener actualizado el tema?