PENTECOSTÉS

CREER EN EL ESPÍRITU SANTO

Lisa y llanamente:

Se trata de vivir creyendo que Dios actúa en la Historia y en nuestra historia.

Se trata de creer que el aliento de Dios se cierne sobre, y en, el baile bellísimo del Universo.

Se trata de vivir creyendo que Dios acompaña, junto a mi libertad, el sueño de mi realización.

Se trata de vivir en la certeza de que, para el que tiene fe, la soledad no es posible.

Se trata de aceptar que sólo con la fe se vive a Dios.

Perdone Señor, que me dirija a Vd. con más respeto que a Jesús.

A Jesús, lo trato casi como a un hermano.

¡Me hubiese gustado tanto conocerle!

A él, me lo imagino de mil maneras.

Pero a Vd. Señor, no me lo imagino de ninguna manera. Y es que de Vd., sé incluso menos que del Padre.

Me dicen que Vd. se cernía cuando todo era un caos, al principio de los tiempos y que Vd. fue poniendo orden.

Y ese maravilloso concierto de estrellas en el oscuro espacio se debe a Vd. Y que las flores son producto de su aliento.

Y que Vd. preparó el vientre de María para acoger, como una cuna blanca, la semilla del que sería el Hijo del Hombre

Y que Vd. llevaba a Jesús por los difíciles y envejecidos caminos de los judíos.

Me dicen que Vd. se quedó aquí entre nosotros, cuando Él se fue.

Y es verdad que, a veces, me parece sentirle a Vd. como si me estuviera invadiendo, sin haber llamado a mi puerta.

Pero otras veces, muchas, no veo que Vd. exista. Perdone que se lo diga, pero esto sigue siendo un caos: yo sigo siendo un caos; la comunidad de Jesús sigue siendo un caos (y según creo Vd. se quedó al cuidado de ella), la humanidad es un caos. Perdone Señor Espíritu, no veo el resultado de su trabajo.

Claro que Jesús tampoco lo vio. Parece que Vd. lo fue llevando poco a poco, y acabó donde Vd. sabe.

¡Menudo respiro daría Vd. y menudo abrazo le daría el domingo de resurrección por la mañana!