“EN RECUERDO DE JESÚS”: JUNTOS.

JUNTOS BENDECIMOS AL PADRE. JUNTOS COMEMOS.


Hoy le llaman terapia de grupo. La soledad es como un agujero que nos arrastra. La soledad tiene encanto y a ratos es muy rentable para el individuo. Pero la soledad como oficio, puede terminar por destrozar al hombre.

En la terapia de grupo, cada individuo se abre, se deja invadir por un entorno. Baja sus puentes para que entren los demás. El aislado, termina por saborear la convivencia.

La soledad es forja del individuo. Pero también en la soledad se pudre el individuo. Soledad y amargura suelen caminar juntos. Aunque la soledad además de negra, en circunstancias, es también luminosa.

Un hombre necesita soledad para llegar a ser pueblo. No sólo somos “bio” o “psique”, también somos “sociedad”.

En la soledad, el individuo se enreda. Desde la soledad se deforma la realidad. El mero hecho de hablar con los demás y de oír a los demás enriquece y plenifica al individuo

No parece que el hombre esté hecho para entenderse a solas con Dios.

Iglesia significa asamblea, convocatoria. Cualquier corriente espiritualista fundada en el individualismo o se hace comunitaria o muere.

La fe procedente de Jesús acaba en comunidad. Ni la plenitud humana ni la plenitud de fe llega caminando a solas.

Algún día la eucaristía, liberada del invasivo Derecho Canónico, se convertirá en fuente de savia que renueve la reseca estructura de la Iglesia Católica.

“En recuerdo de Jesús”. Jesús presente en la reunión. Pasan los siglos, pero Él y su palabra se hacen realidad. Que nadie quiera suplantarlo. Nuestra fe es que Él se hace presente cuando estamos juntos.

Juntos bendecimos al Padre. Para eso venimos, ese es nuestro programa. No es hora de pecados ni de muertos ni de historias individuales. Es tiempo de mirar al Padre y bendecirle por la Vida, por la esperanza, por el amor, y por el final de todo, anticipado ya: Por Jesús, con Jesús y en Jesús AMEN. Una oración solemne que rompe en el Padre nuestro y un abrazo

Comemos juntos. Como hicieron todos los pueblos de todas las razas y todos los tiempos para unirse como familia y celebrar su alegría.

Todo esto tendrá que tener normas de urbanidad. Ritos. Como en toda comida familiar que se precie. La nuestra es una comida repetida desde siglos. No es un Burger King. No se trata sólo de comer. Es fundamental comer juntos. Y hay formas primitivas que hay que recuperar. Mostrar que somos viejos en la historia. Somos familia con apellido: fe en Jesús, y amor al hombre.

Luis Alemán Mur