Jesús murió no para conseguir el perdón del Padre, sino para conseguir que los hombres fueran libres.

Una teología viciada de raíz ha contaminado la comprensión de los designios del Creador.

Hoy parece que podemos llegar a la siguiente conclusión: La interpretación popularizada de la Historia Cristiana, es decir: Creación del hombre; Fracaso del hombre; Castigo y Salvación del hombre, no sólo es infantil y falsa, sino que ha pervertido la imagen de un Dios Padre que sólo es Amor.

Mire. A Vd. le dijeron algo que no era verdad. Así de claro. A Vd. le dijeron que al principio de los tiempos hubo un paraíso. Es decir que Dios Creador lo hizo todo bien. “Y vio que era bueno”. El hombre salió bueno de las manos de Dios. Todo era perfecto y acabado. Hubo un tiempo en el que no existía la maldad. Dios Creador no podía hacer las cosas con defectos o a medias.

Bueno, pues cambie esta pieza de su esquema de pensamiento: Nunca hubo un paraíso. Ese sueño es una utopía de futuro. Ese paraíso está al final del camino, no en la cuna.

También le han dicho como a mí, que todo salió muy bonito de las manos de Dios, y que todo lo fastidió el hombre (llamárase como se llamara). El hombre pecó. El hombre no obedeció. Y lo echó todo a perder. Y su pecado fue tan serio que desarboló toda la Creación. La ofensa a Dios fue terrible, el desastre total. Dios sería grandioso creando, pero el hombre era grandioso destrozando.

Una visión terrible y pesimista del hombre.

Cambie Vd. esta nueva pieza. No hubo caída. Lo del pecado original: una leyenda convertida en historia y en creencia, que hoy queda al descubierto. No cuadra con la ciencia, ni con la antropología, ni con la teología: es decir, con el Dios cristiano al que vamos comprendiendo poco a poco. No hubo caída, ni pecado, ni leches. Todo este enfoque fue un error de interpretación.

La mitología intentó comprender la realidad. Pero la deformó. Los mitos suplieron a la ciencia. Las religiones estuvieron siempre plagadas de mitos. Y cuando se desmitifica corremos peligro de quedarnos sin nada.

También le dijeron con toda claridad, repetidamente, que Dios en su Infinita Justicia castigó al hombre por su maldad, con la muerte, el dolor y el sudor. Al infractor y a todos los que viniesen detrás de él.

Otro error. Otra pieza que distorsiona toda la Teodicea cristiana: no hubo castigo. Una leyenda mitológica asumida y convertida en dogma por un cristianismo que no funciona, por mucho que, después, lo embadurnen en misericordia divina. No existe el Dios castigador. No existe la venganza divina. No se puede seguir hablando del castigo de Dios sobre un hombre abatido.

También le dijeron a Vd. que ante desastre de tal magnitud, Dios Creador hubo de improvisar (es un modo de hablar) un plan de Salvación. Porque Dios castiga, pero no ahoga. Es Justo infinitamente, pero Bueno infinitamente. Terminada y fracasada la Creación se abre, por tanto la segunda parte de la historia de Dios: Primera, Dios Creador; Segunda, Dios Redentor,

Otro gravísimo error. La historia de Dios no tiene capítulos. No tiene remiendos. Dios no pone parches. Lo único que hace, lo único que puede hacer es Amar.

Es verdad que a Jesús lo mataron. Pero lo mataron no porque el Padre necesitara sangre para salvar al hombre. Lo mataron los poderosos. Los políticos y sobre todo los sacerdotes del templo porque les arruinaba su tinglado. Jesús quería un pueblo libre. Ellos, los sacerdotes y los políticos, necesitaban un pueblo sometido y asustado. La misión de Jesús era completar la creación del Padre: la plenitud del hombre. Y sin libertad no hay ni plenitud ni hombre. Jesús murió no para conseguir el perdón del Padre, sino por sembrar libertad.

Luis Alemán Mur