INCLUSO A DIOS HAY QUE FABRICARLO


Cada hombre tiene que fabricar su silla y su zapato. Cada hombre tiene que fabricar su catecismo. Cada hombre tiene que fabricar su verdad y su mentira. Los pret a porter sólo sirven para vender más barato en los grandes almacenes y preparar rebajas. No es relativismo. No es la denostada moral de situación. Es mucho más.

Es aceptar la riqueza y variedad de los humanos. Incluso las estrellas o las rosas, incluso las ballenas y los boquerones de Málaga son diferentes entre sí. Y a Dios creador y Padre no le han salido dos individualidades iguales. Los clones son fabricación humana. Dios no cabe en un catecismo ni en un Derecho Canónico. Los que siguen al Dios de los cristianos no son hijos de un Doctor Mengele. Fabricar cada uno su teología es doloroso como todo parto. No sufren los que copian.

La revelación de Dios ocurre en la historia. Dios no es un añadido a la realidad humana. Como si estuviera ausente o superfluo en la historia de los hombres. Como si nos topáramos con él sólo después de una ardua reflexión filosófica, como si en algo de nuestra historia pudiera ser ausente Dios, “como si cuando entra en nuestras vidas viniese desde un país extraño en vez desde su propio “hogar”. Juan (1,11)”.

Todo encuentro con Dios es como una revelación. Con Dios nos topamos en la realidad que acontece. Y a base de tropezones con Dios vamos construyendo nuestra Teología. Esa teología fabricada por nosotros vale más que la ya escrita, en un artículo en serie, por otros. Aunque es verdad (lo dicen los catecismos serios) que Dios es uno, cada uno de nosotros es diferente y con historias muy diferentes. Yo sigo a Pannenberg el teólogo: donde se manifiesta Dios es en la historia, y es allí donde cada uno debe buscar y encontrar el Rostro de Dios.

Lo terriblemente doloroso es contemplar cómo la historia aplasta al hombre o al niño sin dejarlos ver a Dios. Las bombas y las cárceles, sobre todo las políticas, trituran a los hombres y mujeres, sin siquiera rezar. La mayor parte de la humanidad actual no puede construir su teología, o son hijos de teologías asesinas. Parece como si el horror del mundo espantara la presencia de un Dios bueno. Como si fuéramos capaces de escribir una historia sin Dios. La historia de unos seres tenidos por humanos que llegan a manadas para ser triturados por el hambre, los insectos y las bombas. Yo ahí, no sé lo que ocurre. Confieso mi ignorancia: ¿Quién fabrica su teología?

Que quede claro: “el concepto de Dios no puede partir de una idea del ser en sí, ni de las cualidades de Dios, ni de las pruebas para la existencia de Dios, ni de la experiencia mística, sino de su presencia en la realidad histórica”.

“No hay un directo acercamiento conceptual a Dios, ni de Dios a la realidad humana por medio de un razonamiento analógico, sino que la presencia de Dios está oculta en las particularidades de la historia”.

A pesar de todas las oscuridades de la historia, o de mi historia, me aferro a que es más auténtico llegar a Dios desde la historia, que desde la filosofía. El Dios cristiano es un Dios que se mueve y actúa en la Historia.

Luis Alemán Mur