Domingo 2º de Pascua – Ciclo A

Relato inicial: Juan 20,19-21

AL anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas (por miedo a los judíos).

Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Añadidos

Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto». Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor

El actual evangelio de Juan se basa en un relato inicial que las comunidades cristianas desarrollan añadiendo diferentes ampliaciones porque el pensamiento de los cristianos se desarrolla con el tiempo, pero lejos del hecho del que parten. Queda claro una vez más, que los evangelios tal como han llegado a nosotros son producto de las primeras generaciones cristianas A ellas debemos el desarrollo inicial de nuestra fe.

Los que tenemos fe somos responsables del futuro.

Los que vienen detrás de nosotros dependen de nosotros no solo del pan que le dejemos sino de la fe en Jesús que le dejemos.

Luis Alemán Mur