“Levanta del polvo al desvalido, alza de la basura al pobre”

¿Sigue siendo el Dios de los cristianos el Dios Padre del que nos habló Jesús?

Pues yo creo que para muchos creyentes no cabe duda que su Dios es y fue el Dios de Jesús, pero para otros no cabe duda que buscaron otro dios distinto al de Jesús.

El cristianismo emanado de Roma ¿se sustentó siempre en el Dios de Jesús? ¿El Dios del Vaticano no fue, con mucha frecuencia, un dios pagano?

Burke y Brandmüller alertan al resto de cardenales sobre el Sínodo de la Amazonía, advierten de la gravedad de algunos de los puntos del Instrumentum laboris.

El Vaticano ha tenido el gran defecto histórico de nombrar a cardenales que ni fueron humildes ni desvalidos como Burke y Branmüller. Y estos son los enemigos del papa Francisco.

Todo Credo cristiano tiene que mirar tanto a Dios como al hombre. El Dios cristiano no tiene sentido sin el hombre. El cristiano no puede adherirse, ni creer en su Dios, ni proclamar a su Dios si no es del brazo de los otros hombres. Para dirigirse al Dios cristiano, el creyente cristiano tiene que soportar a los hombres, ayudar a los hombres, comprender a los hombres, apretar sus manos. “La primera exigencia es igual a la segunda exigencia. La primera palabra es igual a la segunda.”

Mateo añade más. Si no ves a Dios, si no lo encuentras, si no lo entiendes, si no sabes el Credo de la Trinidad, busca al hombre y aguántalo, ayúdale, échale una mano, dale agua y al final te llevarás la gran sorpresa.

Por tanto, si no aceptas al hombre, de nada te sirve aquello de “Creador del cielo y la tierra; engendrado, no creado; consustancial al Padre…”

Y el llamado Credo Católico no sirve de nada si no es cristiano.

El siglo XXI exige al creyente cristiano, a la comunidad cristiana que ponga en el centro de su fe y de su quehacer al Hombre. Con mayúscula: El Hombre, para los discursos y encíclicas. Y con minúsculas y apellidos para la rutina del día. Si la cacareada descristianización de las masas sólo significa que la sociedad pasa ya de los templos, pero se preocupa más del hombre apaleado que de los ritos, podría estar amaneciendo una descristianización evangélica. Quizá se huye de Roma para un encuentro en Jericó.

Luis Alemán Mur.