Domingo 5º de Pascua – Ciclo C

Juan (13,31-33a.34-35):

Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.»

Palabra de Señor

«Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él.

Para hablar de Dios, nuestro lenguaje humano puede ser causa de muchos errores o nacer de muchos errores. “Gloria de Dios” o “Reino de Dios” son conceptos equívocos. Hasta el lenguaje oficial de muchos Pontífices o Santidades han inducido a visiones equivocadas en el pueblo santo. Va siendo hora de que la iglesia revise todo su vocabulario y se presente a la sociedad con palabras humildes.

“Me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros”

Jesús era consciente de que en Jerusalén no era bien visto y de que antes o después irían por él. Era el Templo y sus Jefes los que no le admitían. Su despedida no pudo ser más bella: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. Cuando la sabiduría humana se fue haciendo dueña del cristianismo la cosa se complicó, se fue haciendo cada vez más difícil de entender. A Jesús le entendemos muy bien. “Te alabo, Padre, señor del cielo y la tierra, porque ocultaste esto a sabios e inteligentes y revelaste a sencillos”

La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros

No se trata solamente de que la sociedad se entere de que somos cristianos. Es que la sociedad necesita amor entre todos: vecinos de un edificio, los ciudadanos de un pueblo o aldea, entre las naciones, las razas ¿No sería la mejor medicina?

Es preciso que los demás descubran a Jesús al ver cómo amamos a todos, incluso a los que calificamos como pecadores. El odio y la indiferencia producen muerte. El amor es fuente de vida. ¡Lástima que algunos tengamos que esperar a que los años lo enseñen!

Luis Alemán Mur