Salmo XXVI

R/. El Señor es mi luz y mi salvación

El Señor es mi luz y mi salvación, 
¿a quién temeré? 
El Señor es la defensa de mi vida, 
¿quién me hará temblar? R/.

Escúchame, Señor, que te llamo; 
ten piedad, respóndeme. 
Oigo en mí corazón: 
«Buscad mi rostro.» R/. 

Tu rostro buscaré, Señor, 
no me escondas tu rostro. 
No rechaces con ira a tu siervo, 
que tú eres mi auxilio. R/. 

Espero gozar de la dicha del Señor 
en el país de la vida. 
Espera en el Señor, sé valiente, 
ten ánimo, espera en el Señor. R/.

Tu rostro buscaré, Señor, no me escondas tu rostro. 

“Estando ya mi casa sosegada”.

El sosiego no es fruto de conocerme ni de conocer a los demás.

No es fruto del conocimiento, ni siquiera de sentirme perdonado.

Creo que sentí casi todos los miedos, casi todos los desengaños.

Es feo decirlo. Pero creo que me da todo igual.

Después de haberme interesado por todo.

Solo quiero que el Señor, no me esconda su rostro

Luis Alemán Mur