Salmo XXII

Dichoso el pueblo que el Señor se escogió como heredad.

La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.

La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos,
porque él lo dijo, y existió,
él lo mandó, y surgió.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre.

Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo;
que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

“Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia,”

“Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo.”

“La palabra del Señor es sincera”

¡Hay tanta oscuridad en nuestras vidas que sería conveniente repetir lo del salmo! ¡Repetir y creerlo!

Luis Alemán Mur