Porque Dios no entrega nada ya terminado. No “fabrica hombres” terminados para un escaparate. Lo que Dios da a la sociedad son niños para que la sociedad colabore en la “fabricación del hombre”.

Desde esta visión teológica hay que examinar la pederastia, las “manadas” de niños emigrantes, o militarizados o hambrientos llenos de moscas esperando la muerte antes de conocer la Vida. Cuando se habla del “pecado del mundo”, de eso hablamos. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.

Desde esta visión Teológica hay que recordar, alabar y agradecer a las muchas religiosas, religiosos y ONGs que entregan sus vidas en África, Asia y Sudamérica a cuidar de niños en escuelas y hospitales. Esos niños, cuando nacen vienen a su casa y hay quien los recibe. En el Amazonas hay tribus tan primitivas que algunas parejas después de parir llegan incluso a tirar la criatura al rio: son niños o niñas que “vinieron a su casa y los suyos no los recibieron”. Por allí anda un vasco, un tal Padre Ignacio-María Doñoro de los Ríos
que ha organizado el Hogar de Nazaret para recoger a esos Moisés.

Ahora en Navidad un recuerdo lleno de oración al Padre de todos con la aportación que cada uno pueda. Los niños de tantos Belenes necesitan a los pastores que les lleven lo que puedan.

Al comer turrón, al cantar villancicos un pensamiento para esos niños Jesús que nacen sin vivir porque no hay una mula que les de su aliento. Y a esas otras y esos otros que se fueron para cuidar de algunos a crecer.

(A Fernando Suarez)

Luis Alemán Mur