Domingo 31º del Tiempo Ordinario – Ciclo A

En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen. Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros. Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo. No os dejéis llamar consejeros, porque uno solo es vuestro consejero, Cristo. El primero entre vosotros será vuestro servidor. El que se enaltece será humillado, y el que Mateo 23,1-12:
se humilla será enaltecido.»

Palabra del Señor

“Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos no hacen lo que dicen”.

Algunos han creído que la dureza de Jesús contra los fariseos era más bien propia de Mateo que escribe su evangelio en Antioquía a donde huyeron tanto cristianos como judíos después de la invasión romana. Pero Mateo amplía el texto de Mac 12, 38-40, siguiendo el texto del documento Q 11, 39-52 que contenía siete ayes contra los fariseos y los letrados. Fariseos y letrados defendieron la tradición judía amenazada por Jesús. Al final fueron ellos, teología y poder, quien lo quitaron de en medio. La dureza de Jesús contra los fariseos y letrados no fue inventada por los evangelistas. Jesús se sentía mensajero de un reino del Padre, de una sociedad nueva y fue fiel al Padre hasta la muerte. En la cruz llegó a sentirse perdedor ante el triunfo de fariseos y letrados.

“Ellos lían fardos pesados e insoportables y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar. Todo lo que hacen es para que los vea la gente:
alargan las filacterias y ensanchan las franjas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros.

“las filacterias”, eran pequeñas cápsulas que guardaban textos de las escrituras que se sujetaban a correas para rodear algún brazo o la cabeza.

Les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias por la calle y que la gente los llame maestros”.

La descripción es viva y cruel. Estos textos de Jesús deberían recomponer la imagen más o menos dulzona de un Jesús que hemos incorporado a nuestra espiritualidad.

“Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar maestro, porque uno solo es vuestro maestro, y todos vosotros sois hermanos. Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre, el del cielo”

El catolicismo debería ser sometido a un repaso en profundidad.

Luis Alemán Mur