Domingo 22º Tiempo Ordinario – Ciclo A

Mateo 16,21-27:
En aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.»

Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios.» Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque el Hijo del hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y entonces pagará a cada uno según su conducta.»

Palabra del Señor

Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí

Si se sentía y era el mensajero del reino del Padre, necesariamente tendría que ir y finalizar su obra en Jerusalén. Desde los tiempos del rey David, el pueblo judío llevaba siempre en su mente y en su corazón a Jerusalén. La ciudad y su templo eran la casa de Iahvé. Lógicamente allí tendría que anunciar el nuevo reinado. Pero después de la muerte de Juan y de la presión continua de los emisarios mandados desde Jerusalén, que le perseguían con insidia, lo tenía muy claro

Ir a Jerusalén
y padecer allí
mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado.
Ejecutado como tantos otros profetas. El último Juan. Jesús fue cayendo en la cuenta de que su final no sería glorioso. En Galilea no había conseguido mucho. Solo un grupito de hombres le seguía. Las pocas mujeres que iban tras él le amaban, pero en una sociedad machista no influían en los pueblos.

Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo: “¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte.”

Ante un final tan tenebroso, Pedro se revuelve ante su maestro: Textualmente, “Dios te sea compasivo” no permita que te suceda. El anuncio del fracaso y la muerte saca la verdad que cada uno lleva dentro. No sabía Simón que para él y sus amigos también iba a llegar pronto la hora de la verdad. Tú piensas como los hombres, no como Dios. Sus sueños de grandeza y triunfo no llegarán. Y sobre el resucitar al tercer día: tengamos en cuenta que los evangelios se escriben no menos de 40 años después. Mateo o quien fuese el autor, vivía ya con la fe y experiencia de que el Padre había levantado de la tumba al Maestro para vivir para siempre a su derecha. Pero eso se sabe y experimenta después. ¿Qué sabía Jesús de lo que pasaría con él después morir? Personalmente me atrevo a pensar que Jesús tanto vivía en manos del Padre, para Él y para los humanos que no dedicó mucho tiempo a teologías de sus postrimerías.

Luis Alemán Mur