Salmo XXXII

R/. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti

Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.

Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.

Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia.

¡Esto es la fe!: Siempre estuve seguro de que mi madre no apartaba sus ojos de mí. Siempre preocupada por mí. Siempre orando a Dios por mí. La guerra había arrancado a mi padre.

Los ojos del Señor están puestos en los que esperan su misericordia. ¡Esa es la fe!

Luis Alemán Mur