RECORDANDO EL CONCILIO

1 de diciembre de 1962

¿Fue el concilio una enfermedad?

Los círculos integristas italianos contemplan a veces el concilio con consternación. En efecto, se ven obligados a comprobar que la omnipotencia de la Curia ha quedado duramente quebrantada y que la tendencia reformista gana cada día más puntos. Se da el caso de que la prensa italiana se esfuerza en demostrar, por ejemplo, que el cardenal Bea –si no el papa- alberga simpatías por el modernismo. Ciertas afirmaciones rozan lo ridículo: en un artículo del Corriere della
Sera el cardenal Alfrink (cardenal holandés) es tratado de “activista y antiromano”. El redactor llega hasta interpretar como un signo irrespetuoso el hecho de que el arzobispo de Utrecht haya cruzado las piernas durante la misa pontifical de San Pedro.

Algunos obispos italianos no distan mucho de considerar el concilio como una enfermedad de la Iglesia”. Se atribuye a uno de ellos estas palabras; “Estamos pagando las consecuencias de
un cuarto de hora de locura del papa”.

Si bien no está de más señalar estas desviaciones de lenguaje reveladoras de las resistencias que suscita el concilio, sería `poco realista darles demasiada importancia, ya que la inmensa mayoría de los padres las reprueban.

(Tomado de DIARIO DEL CONCILIO. Henri Fesquet)