ULTIMAS HORAS, EN LA TIERRA, DE JESÚS EL GALILEO

Las pasó en Jerusalén. Subió a Jerusalén no a rezar en el Templo. Fue a anunciar el reino de su Padre Dios. Hizo una entrada montado en un borrico, entre palmas y vítores del pueblo. Fue una entrada sospechosa e inquietante para los gobernantes y fariseos.

Subió al Templo y tiró por tierra las mesas de los que negociaban con el cambio de monedas. Gritó que el Templo de Dios se había convertido en una cueva de ladrones. Y no se dejó embaucar por la grandeza de las piedras de mármol.

Cenó con los suyos. Les lavó sus pies para enseñarles a tratarse unos a otros. Oliendo el fracaso y la traición se despidió de ellos y se fue orar a las afueras. Allí lo encontraron los gendarmes, guiados por el traidor. Sus discípulos “abandonándolo, todos huyeron” Mc 14,50

Sus amigos los discípulos huyeron ¿A Galilea? Pedro lo siguió hasta que lo descubrieron como un galileo más. Lo negó. Lloró y huyó a Galilea. Apresado Jesús. Ya nadie estaba seguro.

Jesús se quedó solo. Solo ante los sacerdotes, solo ante Pilato, solo ante Herodes. El pueblo también huyó. Solo quedaron fariseos, sacerdotes del Templo y saduceos: la clase dirigente.

Condenado a morir en cruz. Camino del Gólgota aparecieron las mujeres que lo habían seguido siempre. Son las únicas que supieron lo que ocurrió en el Gólgota. Los demás lo cuentan de oídas o copiándolo de los profetas. Las narraciones de Lucas y Juan obedecen a otros fines, no precisamente históricos.

En Galilea, su tierra, se enteraron poco y tarde. Para ellos, era lógico todo. Jesús era un profeta. Y Jerusalén estaba acostumbrada a matar profetas. Los detalles de la muerte, eran cosa secundaria. ¡Para qué fue allí! Jerusalén no es tierra de profetas.

PRIMERAS HORAS O DÍAS DEL CRISTO RESUCITADO

Las mujeres lo enterraron. Ellas lo lloraron. Ellas llevaron todos los ungüentos. Pasadas las fiestas, cuando fueron a la tumba alguien les dijo que ya estaba vacía. “No os asustéis. Buscáis a Jesús el nazareno, el crucificado. Resucitó. No está aquí. He aquí donde lo pusieron. Pues id. Decid a sus discípulos y a Pedro. “Él va delante de vosotros Galilea: allí lo veréis como os dijo” (Mc. 16.6-7)

Marcos es el evangelio más antiguo y más pegado a lo histórico.

Jesús ya no volvió más a Jerusalén. Por lo visto, ni resucitado tuvo ganas de volver por Jerusalén.

Mateo 28, 16-20:

“Los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde les había ordenado Jesús. Y al verlo, se postraron, pero otros dudaron. Y, acercándose Jesús, les habló diciendo. Me fue dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo, enseñándoles a guardad todo cuanto os he mandado, y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta la conclusión del mundo.”

“Que fueran a todos los pueblos”. No les dijo que fueran a Jerusalén

1 Cor 15, 3-8:

“Pues os transmití en primer lugar lo que precisamente recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las escrituras y que fue sepultado; y que ha sido resucitado al tercer día, según las escrituras y que se apareció a Cefas, después a los doce. Después, se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayor parte de los cuales permanece hasta ahora, aunque algunos murieron. Después, se apareció a Santiago; después a todos los apóstoles. Y al final de todos, como al aborto, se apareció también a mí.”

Los evangelios de Lucas y Juan son escritos estructurados con unas finalidades muy concretas. Juan es un evangelio dominado por una visión teológica. Lucas cuando escribe las dos partes (evangelio y hechos) ha pasado unos 40 años. Está muy preocupado por la dispersión de los grupos de cristianismos distintos. Y quiere poner la base de una única gran iglesia ortodoxa. Y así percibe que todo deba estar centrado en Jerusalén. Su evangelio está concebido como una lenta subida a Jerusalén y el libro de los hechos hace que todo lo importante suceda en Jerusalén.

Luis Alemán Mur