Se acabó el tiempo. Se acabó la historia.

Se nos inculcó desde pequeños que había que rendir cuentas.

Dios convertido en contable.

En un instante, cuando ya no hay instantes, se pasaría la película de la vida.

Paparruchas de teólogos atrevidos y analfabetos.

Se acabó la historia. Se acabó el tiempo.

Es la hora eterna de Dios.

El Dios del Padre nuestro.

El Padrenuestro que dictó Jesús.

Esa fue la misión de Jesús: enseñar al mundo el Padrenuestro.

Olvídate del Catecismo, de los Concilios. Desde el primero de Jerusalén al Vaticano II.

Pero no te olvides del Padrenuestro. Porque ya toca morir.

Luis Alemán Mur