Domingo 1º de Cuaresma – Ciclo A

Mateo 4,1-11:
EN aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre. El tentador se le acercó y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes». Pero él le contestó:

«Está escrito: “No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”».
Entonces el diablo lo llevó a la ciudad santa, lo puso en el alero del templo y le dijo:
«Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”».
Jesús le dijo:
«También está escrito: “No tentarás al Señor, tu Dios”».
De nuevo el diablo lo llevó a un monte altísimo y le mostró los reinos del mundo y su gloria, y le dijo:
«Todo esto te daré, si te postras y me adoras».
Entonces le dijo Jesús:
«Vete, Satanás, porque está escrito: “Al Señor, tu Dios, adorarás y a él solo darás culto”».
Entonces lo dejó el diablo, y he aquí que se acercaron los ángeles y lo servían.

Palabra del Señor

Esta escena tan larga y llamativa, el evangelista Marcos el más antiguo, la reduce a dos versículos 1, 13-14: “Y enseguida el Espíritu lo expulsa al desierto. Y era probado por Satanás en el desierto por cuarenta días y estaba con las fieras, y los ángeles les servían”

En el evangelio de hoy, similar al que narra Lucas se ha desarrollado al estilo de un guion de cine. Los evangelistas no son meros cronistas de unos hechos sino anunciadores de una noticia. Y la noticia de este evangelio es que Jesús es el mensajero de un reino de Dios totalmente distinto al reino de David esperado por el pueblo judío. El pueblo no había entendido a su Dios. Esperaba un Rey triunfador, mágico, avasallador, capaz de liberarlos de la pesada carga romana. «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: “Ha dado órdenes a sus ángeles acerca de ti y te sostendrán en sus manos, para que tu pie no tropiece con las piedras”» «Todo esto te daré, si te postras y me adoras» «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes» El pueblo judío estaba radicalmente equivocado de cómo era su Dios y qué era eso de su reino.

Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu. Se había puesto en la cola del bautismo como cualquier discípulo de Juan. Poco después se entera de la muerte de Juan. Se convence de que él tendrá que responsabilizarse de la misión de anunciar el reino de los cielos. Ante tamaña decisión se retira al desierto. El desierto es como la cuna donde se fraguan los grandes acontecimientos que vienen de Yahvé. Es allí donde Jesús pone en orden sus ideas sobre el reino de Dios del que ya se siente mensajero.

Luis Alemán Mur