Bautismo del Señor – Ciclo A

Mateo 3,13-17:

En aquel tiempo, fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara. Pero Juan intentaba disuadirlo, diciéndole: «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»

Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»

Palabra del Señor

“Fue Jesús de Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara”

Jesús abandona su casa y pueblo y viaja al Jordán para incorporarse al programa de Juan. Se coloca en la fila para ser bautizado por Juan como parte del pueblo. Este hecho, con más o menos detalles, es recogido por todos los evangelistas. Y aparece en todas las fuentes primitivas de donde bebieron los evangelistas. La narración más escueta de Marcos, el primer y más más antiguo de los tres sinópticos, debió herir a las primeras comunidades: Jesús, -¡ya el Señor!- levantado de la tumba, era bautizado por Juan. Algo difícil de digerir.

 

«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?»

En esta escena del bautismo, tomada de Marcos 1,9-11, Mateo amplía el diálogo de Juan con Jesús. «Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?». Lo que sí puede deducirse con esta escena es la relación entre Juan y Jesús. Incluso la relación como del discípulo Jesús y el maestro Juan.

 

“Jesús le contestó: «Déjalo ahora. Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere.» Entonces Juan se lo permitió”

Desde el principio, Jesús no actúa como un rabino que enseña la Ley. En Él se trasparenta lo que Dios quiere. Y ese trasparentar a Dios es quizá la mejor explicación del significado de “Verbum Dei”.

 

“Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.»”

Los evangelistas eran judíos. Su historia era la historia de Israel. Israel no se comprende sin los Profetas, su fe y su literatura. “Se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo que decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto”. No. No se comprende bien este texto, si no se conoce el Antiguo Testamento. Más que sacarle punta de teología greco latina, hay que meterse en el lenguaje y simbología religiosa de ese pueblo judío que una vez que se cerró el cielo, entregó a Jesús a la humanidad entera.

Luis Alemán Mur