Domingo 4º de Adviento – Ciclo A

Mateo 1,18-24:
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto.
Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.»
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y se llevó a casa a su mujer.

Palabra del Señor

Lo que ha nacido es un niño. Similar a todos los niños. Tan vulgar como todos los niños. Hijo de una familia pobre de pueblo. A los noventa años, cuando un cierto Mateo escribió este evangelio, los padres y el niño habían muerto. No existían históricos de aquel acontecimiento. Pero el escritor y evangelista Mateo era judío muy conocedor de las profecías. Y en ellas encontró el sentido de aquel niño que vivió anunciando el reino de Dios: predicando cómo era Dios; y lo que el Padre Dios quería de los hombres. Pero por eso mismo lo mataron en Jerusalén, lo sepultaron y su Padre Dios lo levantó de la tumba.

Como buen judío, el tal Mateo sin otra documentación fiable escribió la historia del nacimiento siguiendo a las profecías. “Tomad como ejemplo a los Profetas que hablaron en nombre de Dios” (Heb 5, 10) Y los ángeles guiaron a través de sueños, para que ni el bueno de José, ni el malvado de Herodes se cargaran la historia.

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que habla dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa “Dios-con-nosotros”.

Así se metió Dios en la historia de los hombres, a través de una mujer y de un niño que llegó a ser hombre enseñándonos a conseguir la plenitud humana. Llegar a ser hermanos, hijos de un nuevo Padre.

Luis Alemán Mur.