Domingo 3º de Adviento – Ciclo A

Mateo 11,2-11:
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Jesús les respondió: «Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: “¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: “Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.” Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.»

Palabra del Señor

Juan, que había oído en la cárcel

Todos los profetas estorban. En el Ant. Y en el Nuevo Testamento. En estos días, acaba de ser designado un nuevo cardenal que pasó 28 años en la cárcel de Albania. Por lo visto a la cárcel llegan los que además de denunciar injusticias, viven con la fe en quien vendrá. Puede que nos hayamos acostumbrados a ver profetas de púlpito y televisión y no de fe en aquel que va a venir.

Mandó a preguntar por medio de sus discípulos: “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”

Pregunta porque tiene dudas. Como Vd. y como yo. Nuestra vida está sembrada de dudas sobre Dios, sobre su enviado Jesús, sobre la Iglesia, sobre el Papa. Es lógico buscar la verdad. “¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?” Nosotros añadimos: ¿Tiene que venir alguien?

«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio.

La respuesta no es la del Concilio de Nicea ni de Trento, ni del Vaticano II.

Y dichoso el que no se escandalice de mí

¿Cómo leerán este evangelio algunos cardenales que enredan en Roma?

“Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti.” Parece que los tiempos necesitan una iglesia nueva. ¿No será Francisco el que prepara el camino? No es Jesús. Solo prepara su camino.

Luis Alemán Mur